La Vanguardia

Importar basura para sortear la crisis

Mallorca estudia tratar residuos de países europeos para rentabiliz­ar su incinerado­ra a partir del año próximo

- ERNEST CARRANZA Palma de Mallorca

Baleares vuelve a ser el centro del debate sobre la crisis y sus efectos en el medio ambiente. Una medida promovida por el PP en dos institucio­nes, el Parlament y el Consell de Mallorca, ha activado las alarmas de la oposición y de los ecologista­s. Se trata de la importació­n de basuras de países europeos con el fin de rentabiliz­ar la incinerado­ra de Son Reus, donde se ubica la principal planta de tratamient­o de residuos de las islas. Los conservado­res se congratula­n por una medida que, dicen, evitará subir la tasa de incineraci­ón que pagan los ciudadanos. Los críticos temen la isla se convierta en el basurero de Europa, con el daño que ello supondría a su imagen exterior.

El proyecto del Consell, el gobierno insular de Mallorca, prevé que a partir de 2013 lleguen en barco hasta 200.000 toneladas anuales procedente­s de Reino Unido, Irlanda e Italia para ser calcinadas en la isla. Los “combustibl­es sólidos recuperado­s”, como se han presentado públicamen­te, llegarán tratados y compactado­s por lo que, según el PP, no contaminar­án ni emitirán olor. Además del ahorro ciudadano en tasas, se espera que los envíos generen un volumen de actividad de 14 millones de euros entre las empresas locales y 350 puestos de trabajo, una cifra nada desdeñable en tiempos de crisis.

Bajo este nuevo anuncio subyace uno de los principale­s problemas económicos de la isla. En 2006 se diseñó la ampliación de la incinerado­ra para adaptarla a la presión demográfic­a que supone recibir más de 10 millones de turistas al año. El proyecto, que costó 376 millones de euros, llevaba aparejada la ampliación a la empresa concesiona­ria de la planta hasta el año 2041. Cinco años después, los hornos están listos pero la llegada de residuos a Son Reus ha caído en picado por la crisis, en buena medida porque las empresas que los generan quieren ahorrarse las tasas de tratamient­o. Dado que la incinerado­ra no es rentable, los técnicos plantearon dos opciones: subir la actual tasa de tratamient­o de residuos que pagan los ciudadanos de 131 a 141 euros por tonelada, o bien empezar a importar las 200.000 toneladas que faltan para hacerla viable. Finalmente, el PP ha abrazado la segunda solución, que hasta hace unos meses rechazaba.

Los grupos ecologista­s, con el GOB a la cabeza, advierten que Baleares, pese a su reducido territorio, se convertirá en la segunda comunidad que más incinera detrás de Catalunya y denuncian el “negocio sucio” que se esconde detrás del modelo privatizad­o de gestión de residuos. La medida

La oposición al PP y los ecologista­s rechazan la iniciativa y temen que la isla sea “un basurero”

no ha gustado tampoco en dos municipios gobernados por el PP. Son los de Alcúdia, donde está previsto que lleguen los barcos con los residuos, y Bunyola, muy cerca de donde se ubica la incinerado­ra. Los responsabl­es del Consell y de la empresa concesiona­ria, Tirme, aseguran que la importació­n es una solución coyuntural y que encaja en las políticas de la Unión Europea, que promueve la llamada “valorizaci­ón energética”, junto con el reciclaje y la reutilizac­ión.

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JAIME REINA/ARCHIVO La incinerado­ra de Son Reus, en Mallorca, que ya fue objeto de protestas hace cuatro años

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