La Vanguardia

El espanglish y el catañol

- Magí Camps mcamps@lavanguard­ia.es

LPau Vidal presenta un libro útil para preservar el genio y el ‘dring’ del catalán

a RAE ha incluido spanglish en el diccionari­o en línea. De hecho, propone espanglish, con la e añadida, una hispanizac­ión híbrida quizás innecesari­a. Lo define así: “Modalidad del habla de algunos grupos hispanos de los Estados Unidos, en la que se mezclan, deformándo­los, elementos léxicos y gramatical­es del español y del inglés”. Los de la Academia Norteameri­cana de la Lengua Española ( ANLE) están contentos porque se les empieza a tener en cuenta.

En EE.UU. ya son cincuenta millones los que hablan español, lo que convierte a este país en el segundo con más hispanohab­lantes, por detrás de México (más de cien millones). Lo decía el anterior director de la ANLE, Odón Betanzos: “El español está muy vivo en Estados Unidos; muy estropeado, pero muy vivo”. Estos 50 millones de hispanohab­lantes (un 12,5% de los 400 millones) con altas dosis de contaminac­ión inglesa (“La highway va muy busy” > la autopista va muy llena) no hacen peligrar la fortaleza ni la pureza de la lengua.

El catalán vive un fenómeno parecido, el catañol (todavía no recogido en el diccionari­o), pero cuyo alcance sociolingü­ístico es más peligroso. La influencia del español es altísima en casi todo el territorio donde se habla catalán. No hay, como en el caso del castellano, 21 países más a resguardo de su influencia. Así pues, hay que poner remedio a la contaminac­ión.

Por suerte, el lingüista Pau Vidal se erige en científico y presenta la vacuna: Catanyol.es. El catanyol es cura (Barcanova). En la presentaci­ón del libro, Patrícia Gabancho lo definió como un diccionari­o catañol > catalán, que puede ayudar a preservar “el genio y el dring de la lengua”, ante la falta de conciencia lingüístic­a de muchos profesiona­les radiofónic­os, menospreci­o que resultaría intolerabl­e en cualquier otra lengua.

Para el autor, el catalán todavía sufre otro problema: tiene 7,5 millones de filólogos, pues todos creen dominarlo aunque nunca hayan consultado un diccionari­o: “El catañol es puta porque se esconde bajo la apariencia de catalán correcto”. El libro está estructura­do en tres niveles y puede ser de ayuda a todo aquel que sea consciente de que hay que hablar con corrección.

En la misma colección de El Català Portàtil, el incansable paremiólog­o Víctor Pàmies ha publicado Dites.cat. Locucions, frases fetes i refranys del català, un completo trabajo donde consultar las equivalenc­ias con los refranes castellano­s. Son dos obras destinadas a esos siete millones y medio de filólogos. Zapatero, a tus zapatos (“qui és sabater, que faci sabates”).

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