Marc, el insaciable
Márquez es más líder al ganar un duelo de infarto a Espargaró
Está claro que en la última vuelta no voy a dejar pasar a nadie”. Leída así, sin imágenes atenuantes, la frase suena a mensaje de autoridad, a firmeza de líder. En la cara sonriente de Marc Márquez, la dulzura aparente esconde detrás a un killer, a un piloto insaciable que no se conforma con ser segundo. Una ambición que sufrió en sus carnes, una vez más, Pol Espargaró, a quien Marc birló la victoria en Misano en una última vuelta escalofriante, de infarto. Había que contener la respiración para aguardar el desenlace de un duelo fratricida que echó chispas, que ofreció cinco adelantamientos de vértigo en los 4.226 metros del último giro. La última palabra la tuvo el más tímido.
Con este séptimo triunfo del curso, tercero consecutivo, Márquez se dispara al frente de la clasificación de Moto2: aventaja ya en 53 puntos a Espargaró, que empieza a ver la remontada como una utopía.
Ya no sabe cómo hacerlo Pol para sorprender al de Cervera. Ayer, en una carrera al sprint (reducida a 14 vueltas tras una bandera roja por mancha de aceite en la pista), Espargaró arriesgó, tomó la iniciativa y mereció el premio gordo. Pero Marc se cruzó en su camino. El de Granollers, segundo, detrás de Iannone desde el tercer giro, tomó el man- do cuando faltaban cuatro vueltas. Se dirigía hacia su tercera victoria, pero Marc, pegado detrás, lo apartó de la gloria en el último suspiro. “Al final me ganó la batalla. Le felicito, aunque creo que no hace falta ser tan agresivo. No son maneras bonitas de correr. Yo siempre intento ser limpio en las maniobras y no siempre los demás me pagan con la misma moneda. A mí no me gusta jugar de esa manera”, se quejaba Pol.
Pero Marc con la visera bajada no entiende de sutilidades. “Ha sido una batalla muy bonita, he ido al límite, en la última vuelta no me lo he pensado dos veces y en cuanto he podido le he pasado”, decía con naturalidad Márquez, que dedicaba el triunfo a Simoncelli y Tomizawa, “que en paz descansen”.