Alemania enviará misiles Patriot a la frontera de Turquía con Siria
Alemania enviará dos baterías de misiles Patriot-3 a la frontera de Turquía, entre informes de un plan para crear una zona de prohibición de vuelo en el norte de Siria que permita establecerse allí a los dirigentes insurgentes. Turquía sufrió diversos impactos de mortero de procedencia desconocida en su territorio y lo alega ante sus socios de la OTAN. El ministro de Defensa alemán, Thomas de Maiziere, y el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, califican el despliegue de defensivo y desmienten una prohibición de vuelos.
“Es hora de establecer una zona de prohibición de vuelo en los territorios liberados por los rebeldes”, clamaba ayer el diario Handelsblatt en su editorial. Hasta el berlinés Die Tageszeitung, antiguo paladín del pacifismo germano y próximo al Partido Verde, ha pedido una intervención militar occidental en Siria. Como en el asunto afgano, una mayoría de alemanes se opone al envío de los misiles a Siria: un 58%, según una encuesta divulgada ayer. Solo el 31% aprobaría tal medida.
La decisión alemana, que será ratificada en diciembre por el Bundestag, forma parte de una voluntad general occidental de incrementar la participación militar en el conflicto. La semana pasada el presidente francés, François Hollande, anunció el envío de armas a la oposición siria, algo que ya se venía haciendo secretamente a través de los servicios secretos británicos y de Estados Unidos, de Turquía y de los regí- menes árabes del Golfo adversarios del de Damasco. Éste es a su vez un importante aliado de Irán, que suministra combustible a China, con lo que el conflicto se inscribe claramente en una geopolítica de gran perspectiva.
La guerra siria ha hecho que el partido de los kurdos de Siria, PYD, tome el control de diversas localidades cercanas a la frontera turca. Turquía está inquieta porque el PYD mantiene relaciones con el partido de los kurdos de Turquía, el PKK. Turquía tiene una antigua historia de opresión de su minoría kurda, de entre nueve y trece millones de personas, con decenas de miles de víctimas, y que sería uno de los grandes temas de derechos humanos en Europa si Turquía fuera un país adversario.