“¡Míreme a mí y responda, señora!”
Josep Cuní, felicísimo por haber conseguido para el canal 8tv este debate a tres (CiU-PP-PSC), estableció de entrada una interesante regla del juego: “Si entre ustedes se interpelan con alguna pregunta directa, yo velaré para que el interpelado la responda”. Excelente y fecunda decisión, que convirtió este debate en uno de los más animosos que hemos visto entre candidatos electorales en televisión. Este formato a tres, pues, ha funcionado televisivamente a pleno rendimiento. Hubo interlocuciones a dos, consecutivas, sucesivas, alternativas y cruzadas, que impidieron la monotonía (a excepción de algún parlamento robótico, espeso y previsible de la automática Alicia Sánchez-Camacho) e imprimieron dinamismo al debate, que así se hizo más corto de lo que el reloj marcaba. Esta acertada iniciativa de Cuní propició interesantes momentos: Alicia Sánchez-Camacho formuló una pregunta a Artur Mas, y este, impelido a contestar, lo hizo a su vez formulándole a ella otra pregunta: “¿Tenemos derecho los catalanes a tomar decisiones por nosotros mismos, sí o no?”. Alicia Sánchez-Camacho, obliga- da a responder, se desparramó en un soliloquio espiral y huidizo para no contestar sí o no. Hasta tal punto que, finalmente, Josep Cuní tuvo que dirigirse directamente a ella y forzarla a responder, para cumplir su promesa, así: “¡Míreme a mí, señora Sánchez-Camacho, y responda!”. Tras otro perifrástico rodeo (“reglas democráticas”, tal y tal), al fin se le entendió que no. Y Artur Mas cerró este lance con una sonrisita divertida y triunfal: “¡Me habría sorprendido que dijese sí!” Sánchez-Camacho, cometiendo un lapsus celtibérico, argumentó que “Catalunya lleva 500 siglos en España”, lo que nos retrotrae al día en que el pintor de Altamira se destetó.