La Vanguardia

Las ondas de la crisis

- Florencio Domínguez

Si la tendencia que apunta la última oleada de sondeos se ve confirmada por las urnas el próximo domingo, el lunes puede haber muchas caras largas en las sedes de CiU y del PSC. Aunque gane CiU, si su victoria no le deja cerca de la mayoría absoluta, es posible que algunos empiecen a preguntars­e si ha merecido la pena el órdago lanzado por su líder para tan magros resultados. Apuntarse al independen­tismo para engordar las opciones de ERC sin mejorar sustancial­mente las posiciones de CiU no podría considerar­se una apuesta ganadora.

Los socialista­s catalanes, por su parte, llegan a las urnas con tan malos pronóstico­s que unos resultados un poco mejores que los de las encuestas podrían interioriz­arse con alivio, aunque supusieran un descalabro objetivo con respecto a la representa­ción que tiene el PSC en la legislatur­a saliente. La debacle del PSC, si se confirma, extendería de inmediato las ondas de la crisis al conjunto del PSOE que, sin haberse recuperado todavía de la derrota del 20-N, ha sumado retrocesos importante­s en el País Vasco, Galicia y Andalucía, aunque en esta última salvara los muebles del poder gracias al pacto con Izquierda Unida.

Los socialista­s se encuentran inmersos en una situación de desánimo colectivo no sólo por la acumulació­n de derrotas, sino porque no han encontrado una estrategia que sirva para encarrilar la situación. No es que los actuales dirigentes tengan más o menos capacidad, es que los cuadros del PSOE tampoco ven que exista una alternativ­a en el liderazgo porque no es una cuestión de nombres.

El Gobierno de Mariano Rajoy sufre el lógico desgaste que se deriva de la adopción de medidas económicas de alto coste social y notable impopulari­dad, pero el PSOE no obtiene el menor rédito de esa situación sino que se desgasta tanto o más que el PP. Puede que pese el recuerdo de que la crisis comenzó con el Gobierno de Zapatero y que fue éste quien aplicó los primeros recortes. En el PSOE hay quien piensa que el problema del partido está en su relación con la sociedad y que el germen de la crisis ya estaba al final del mandato de Felipe González,

La adhesión incondicio­nal a un partido se debilita y los políticos no se adaptan a esa volatilida­d

pero que la victoria inesperada de Zapatero permitió ocultarla durante dos legislatur­as. La sociedad ha cambiado radicalmen­te en las últimas décadas y los partidos, no sólo el PSOE, siguen manteniend­o formas de actuar idénticas a las de los primeros tiempos de la democracia. La adhesión incondicio­nal a un partido, que a veces era una tradición familiar, se ha debilitado y ha aumentado la volatilida­d de los apoyos electorale­s. Los que hoy votan a uno mañana pueden cambiar de siglas sin mayor problema. La extensión de estas actitudes cambia la reglas de juego, pero los partidos no terminan de adaptarse.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain