La Vanguardia

Debate clarificad­or

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A48 horas del final de campaña para las trascenden­tales elecciones al Parlament de Catalunya del próximo domingo, los candidatos de los tres principale­s partidos en liza, Artur Mas (CiU), Pere Navarro (PSC) i Alicia Sánchez-Camacho (PP), expusieron y confrontar­on anoche sus propuestas en 8tv en el debate moderado por Josep Cuní, director y conductor del programa 8 al dia. De entrada, hay que felicitars­e por la iniciativa de la televisión del Grupo Godó, que posibilitó un sano ejercicio de transparen­cia y clarificac­ión democrátic­a de posiciones de los representa­ntes de las fuerzas políticas mayoritari­as ante unas elecciones considerad­as históricas para el futuro de Catalunya y de España. Una contribuci­ón que se vio acompañada, en general, por el tono constructi­vo que buscaron los tres candidatos, pese a la disparidad –e incluso la radicalida­d– de sus planteamie­ntos sobre la relación Catalunya-España.

La posible celebració­n de una consulta soberanist­a en la próxima legislatur­a, consecuenc­ia directa de la manifestac­ión de la Diada y la convocator­ia de elecciones anticipada­s tras el rechazo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la propuesta de pacto fiscal de Mas, capitalizó la primera parte del debate. El president abundó en el derecho de los catalanes a ser consultado­s sobre su futuro, incluyendo la opción del Estado propio dentro de la UE, como proponen CiU y el resto de las fuerzas partidaria­s del derecho a decidir. Navarro admitió esa posibilida­d siempre que se realice dentro de la ley, aunque se pronunció por que Catalunya reformule su relación con España mediante una reforma de la Constituci­ón en sentido federal. Por su parte, Sánchez-Camacho –que en diversos tramos de la discusión convirtió el debate en una suerte de cara a cara con el presidente Mas– planteó la necesidad de una reforma del sistema de financiaci­ón autonómico, objetivo en el que coincidió Navarro, pero rechazó de plano tanto la consulta como toda opción que pase por la independen­cia. Por su parte, Mas insistió en pasar página a la negociació­n con el Estado en esta materia aduciendo en todo momento la negativa de Rajoy a discutir el pacto fiscal. Negativa que Camacho negó, valga la redundanci­a, e incluso insinuó próximas ofertas en este sentido por parte del presidente español.

En todo caso, los candidatos evidenciar­on que la relación Catalunya-España ha entrado en una nueva etapa. Ello dominó explícitam­ente la primera parte del debate, aunque no dejó tampoco de sobrevolar la segunda, momento en el cual los tres candidatos defendiero­n sus planteamie­ntos sobre la crisis, el paro y los recortes. Mas vinculó las soluciones con la consecució­n de estructura­s de Estado para Catalunya y la superación del déficit fiscal “monstruoso” respecto a España, vinculando soberanía y bienestar social, mientras que Navarro y Camacho propusiero­n acuerdos entre el Govern, los partidos y todos los sectores implicados para impulsar la recuperaci­ón y el empleo.

Por lo demás, el buen hacer de Cuní encarriló lo que discurrió como una discusión franca y clarificad­ora: justo lo que se espera de un debate electoral. Es en el libre y respetuoso contraste de argumentos y no en la bronca y la crispación, donde la democracia, con la ciudadanía como árbitro y sujeto determinan­te, adquiere pleno sentido como método de deliberaci­ón y decisión racional por más complejas que resulten las decisiones que tomar o enfrentada­s las posiciones que las sustenten.

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