‘Cascanueces’, el trampolín a la Navidad
El ballet del Teatro Nacional de Praga debuta hoy en el Liceu
La afición barcelonesa a la danza no le tendremos en cuenta al Liceu que haya vestido la Rambla con las banderolas que anuncian su siguiente ópera en cartel – Rusalka– cuando todavía está por dar la bienvenida al Ballet del Teatro Nacional de Praga. La compañía más antigua de su ciudad, especialmente voluminosa tras su fusión con el ballet de la Ópera de Praga, pisa hoy el escenario del Gran Teatre por primera vez en su historia.
Y lo hace con una pieza emblemática de su repertorio, ideal para caldear los ánimos navideños (cinco funciones hasta el día 25): ese clásico Cascanueces de Chaikovski y Petipa que en 1988 adaptó el coreógrafo húngaro Youri Vámos a partir no sólo del cuento de E.T.A. Hoffmann sobre el que se sostiene el libreto original sino también del Cuento de Navidad de Charles Dickens. Del mundo fantasmagó- rico del autor alemán se transita de manera natural al realismo dickensiano, dando un especial sentido a esta historia sobre el viejo ogro avaro Scrooge, enfadado con la Navidad, con los niños, con la belleza, al que en un sueño se le advierte de que debe pasarse al amor.
“La gran aportación de Youri Vámos (Budapest, 1946) es actualizar el ballet sin cambiar el lenguaje coreográfico, pero sí dándole mayor dramatismo y personalidad a los personajes, porque se trata de que sea menos un ballet de cuento de hadas, menos superficial, y de que los protagonistas de la historia dejen asomar sus sentimientos de ira, felicidad, amor...”. Lo apunta Alexei Afanassiev, asistente de Vámos y master ballet de la compañía. “Youri quiere que cada movimiento tenga por sí mismo un sentido, porque a él lo que le entusiasma es la trama argumental”.
Son las 4 h de la tarde en el Liceu. Sin prisa pero sin pausa, los técnicos van instalándose los decorados de los cuatro cuadros escenográficos de es-
ta exitosa producción, que ha llegado a ser sold out en Praga durante 27 funciones navideñas y que ya se llevó de calle hace dos años al público de los Teatros del Canal, en Madrid. De entrada, se ve el pueblo de la periferia londinense nevado; luego el interior de la casa del malhumorado Scrooge, donde tendrá lugar su ensoñación... en la que aparecen la gente de su entorno, la gente de la calle. No será un atrezo de lujo pero desde la platea, antes del ensayo general, bien lo parece. Cuarenta y seis bailarines participan en el tinglado, a los que hay que sumar diez alumnos del IES Oriol Martorell (el elenco infantil).
En ocasión del estreno liceísta, los de Praga han preferido recuperar al bailarín para el que en 1988 fue creado el papel de Scrooge. Se trata del alemán Marc Wenke, que en aquel tiempo, cuando se estrenó la adaptación en Bonn, contaba con 23 años. “Youri me vio trabajar en una sustitución de Carmina burana y entendió que me gustaba actuar. Me dio un interesante papel en una obra mágica con un gran mensaje: que depende de ti cambiar tu vida”, comenta. La última vez que dio vida al viejo fue en el 2008. Por otra parte, en Barcelona se cumplirán 150 funciones de esta producción por parte del Nacional de Praga en los últimos seis años. La coreografía perteneció an-
La versión de Youri Vámos combina el cuento de Hoffmann con el de Dickens y acentúa la vis teatral
tes al Ballet de la Ópera de Dusseldorf (que se vio en Sevilla) y la han interpretado otras compañías, en Liubliana, Hannover, Basilea... Con el tiempo, se ha convertido en un clásico entre las adaptaciones.
Hacía mucho tiempo que no subía un Cascanueces al escenario del Liceu y el Teatro Nacional de Praga era el gran candidato. La compañía pasa por una transición difícil, pues el ministerio de cultura de su país decidió fusionar los dos principales ballets como medida de ahorro: el de la Ópera Estatal de Praga –con un ballet clásico y pequeño– y el del Teatro Nacional, con una sesentena de bailarines. Tras algunos despidos, ahora son 82, una tercera parte de ellos de diversas nacionalidades, y simultáneamente representan ahora Don Quijote en Praga. “La gestión no es fácil, faltan espacios o están por rehabilitar”, dice Jan Kodet, coreógrafo y asistente del director artístico Petr Zusca. “Depende del ministerio que mantengamos los estándares de calidad”.