Merkel propone rebajar intereses a Grecia y ampliar el fondo de rescate
Alemania sugiere que se alcanzará un acuerdo el próximo lunes
La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó ayer en un encuentro a puerta cerrada con un grupo de parlamentarios de su país que unos menores tipos de interés y una ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) podrían cubrir las necesidades de financiación de Grecia, según informaron fuentes presentes en la reunión.
Merkel se reunió con miembros del Parlamento alemán después de que los ministros de Finanzas europeos, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) no pudieran alcanzar una vez más –tras once horas de negociaciones– un acuerdo para liberar el siguiente tramo de la ayuda a Grecia. En concreto, Merkel apuntó que las garantías que los estados miembros aportan al fondo de rescate podrían aumentarse en 10.000 millones y afirmó que Alemania participaría en este incremento. Asimismo, la canciller subrayó que los diferentes países de la eurozona podrían ayudar al país heleno de distintas maneras (que no especificó).
Horas más tarde, en sede parlamentaria, la canciller alemana insistió en un tono cauto pero optimista: “Hay una posibilidad, aún no lo sabemos, pero hay una oportunidad de encontrar una solución el lunes”, cuando vuelvan a reunirse la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y los ministros de Finanzas de Alemania, Francia, Italia y España.
El embrollo por el que va dando tumbos la tragedia griega se encuentra ahora centrado en cómo financiar los 32.000 millones que costará retrasar dos años los objetivos del ajuste presupues- tario griego. El acuerdo es necesario para desbloquear 31.000 millones de ayuda bloqueados desde junio y otros 13.300 millones hasta el final del ejercicio. El BCE rechaza de plano perdonar las cantidades que le adeuda Grecia desde el “rescate” de mayo del 2010. Alemania también.
Por el momento los socios y acreedores de Grecia han reconocido los dramáticos esfuerzos de reducción del gasto que ha realizado el país heleno y han aceptado su principal petición: demorar dos años, hasta el 2016, la consecución de los objetivos de reducción del déficit público. Aunque la zona euro se saltó el tabú acerca de la imposibilidad de un impago a cargo de un país miembro de la unión monetaria europea y sancionó la condonación de 107.000 millones de deudas de Grecia a la banca privada, el escollo, meses después, vuelve a girar en torno al carácter insostenible de la deuda externa griega.
La gran diferencia, sin embargo, es que en estos momentos son el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y los gobiernos de la zona euro los acreedores de unos dos tercios de los 287.000 millones de deuda externa. Por tanto, cualquier perdón de la deuda acabarían pagándolo los contribuyentes de los países acreedores. No es una opción, cuando en once meses Merkel se juega su reelección.
Descartado el impago, los acreedores sopesan varias fórmulas para aliviar el peso de la deuda respecto a la economía helena. Se trata de una solución mucho más compleja porque se estudian casi una docena de medidas entre las que destacan un recorte de los tipos de interés de los préstamos concedidos, demorar el pago de intereses, alargar el plazo de los créditos y, la más original, que el BCE devuelva de forma indirecta al Gobierno griego las plusvalías obtenidas por sus compras en el mercado secundario. En efecto, el BCE compró títulos soberanos griegos a corto plazo en el mercado secundario con descuentos superiores al 20% y después recibe y recibirá el 100% del valor de los títulos. Otra opción sería la de ofrecer liquidez a Grecia para que compre en el mercado secundario (donde cotizan con descuento) títulos de su deuda soberana.