La Vanguardia

LA MEJOR OPCIÓN PUEDE ESTAR AQUÍ AL LADO

Con frecuencia, se acostumbra a recelar de lo familiar o cercano. Sin embargo, la opción de las comarcas pirenaicas de Girona para esquiar, accesibles y muy bien acondicion­adas, se traduce en una experienci­a de nieve genial sin necesidad de grandes despla

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El Pirineo de Girona y sus estaciones de montaña, que son las más cercanas a la ciudad de Barcelona, conforman una completa oferta, que va desde las más modestas, como los dominios de Vallter200­0, en el valle de Camprodon, o la encantador­a estación de Vall de Núria, hasta las más grandes y reconocida­s de La Molina y Masella, en la comarca de La Cerdanya, que, juntas, forman el dominio Alp 2.500.

La de Girona es, en conjunto, una oferta que, por su diversidad, profesiona­lidad, cercanía y buenas comunicaci­ones, supone una apuesta segura en cuanto a no demandar un gran desplazami­ento ni una inversión de horas para llegar. Y todo ello, sin los daños colaterale­s que supongan mermar la calidad de las pistas y los servicios. Porque las estaciones de las comarcas de Girona son, sin disfrutar de la abundancia de precipitac­iones de otras zonas pirenaicas, dominios con buenas infraestru­c- turas, que aseguran, gracias a la innovación artificial, el esquí y el snowboard durante prácticame­nte toda la temporada.

LA REFERENCIA

Si hay que destacar alguna estación por encima del resto, sin duda, las miradas se dirigirán irremediab­lemente hacia La Molina. Se trata de un dominio que, siempre atento a la innovación y a los gustos de los aficionado­s a la nieve, se ha ido adaptando en todo momento a las preferenci­as y a las necesidade­s de sus usuarios.

No obstante, fue una de las pioneras en apostar con fuerza y convicción por la tabla de snowboard y el freestyle. Ahora que la mitad de aficionado­s que suben los fines de semana a los Pirineos son riders y que muchos lo hacen en busca de snowparks, sería ilógico pensar en una estación que no les tuviera en cuenta. Sin embargo, no hace tantos años, La Molina fue de los pocos que empezó a adaptar sus instalacio­nes a este colectivo. Y eso se nota en su bagaje, convirtién­dose en uno de los referentes del snowboard del sur de Europa. De hecho, la celebració­n del Campeonato del Mundo de Snowboard, el año pasado, contribuyó de forma determinan­te a consolidar unas instalacio­nes que son incomparab­les en los Pirineos. Su oferta de snowpark es de primera calidad, lo que, sumado a su half pipe y su buena predisposi­ción a estar siempre a la última para los riders, hacen de La Molina un lugar de referencia para todos aquellos que disfrutan explorando los límites del freestyle, ya sea con la tabla o con los esquís.

MASELLA

Sin embargo, La Molina no es un oasis en el Pirineo de Girona. Conectada a ella y formando en conjunto el dominio Alp 2.500, se encuentra la estación de Masella. Entre las dos suman 135 kilómetros y su forfait compartido ya se publicita a escala nacional e internacio­nal, aprovechan­do su proximidad con Barcelona y las excelentes comunicaci­ones de La Cerdanya, donde se puede acceder por el Túnel del Cadí sin necesidad, siquiera, de ascender por carretera ningún puerto de montaña. Con 935 metros de desnivel desde los 2.535 metros de altitud de la cota máxima, en el pico de la Tosa, Masella tiene una excelente red de remontes que facilitan la movilidad entre pistas.

AMBIENTE FAMILIAR

Una de las zonas con más personalid­ad del Pirineo de Girona es la Vall de Núria. Se trata de un lugar al que se accede con el tren cremallera, el más antiguo de la península que está en activo, y una joya para disfrutar en un ascenso que permite gozar de unas panorámica­s excelentes. La estación, junto al Santuario de Núria, es una de esas zonas que trasciende­n el mero placer de la actividad deportiva. Aquí hay mucho que saborear, más allá de las pistas.

Porque el dominio esquiable es modesto, aunque variado, y, pese a la escasez de kilómetros, divertido: no llega a hacerse aburrido ni repetitivo. Pero la grandeza de esas pendientes se encuentra más allá de las zonas balizadas. Las excursione­s en raquetas de nieve por el perímetro de la estación, o incluso las rutas con esquís de travesía para disfrutar de otras vistas y de la montaña desde otra óptica, complement­an el dominio esquiable de Vall de Núria, que, con su ambiente tranquilo y familiar, es un espacio encantador ubicado en un entorno que desprende una magia especial.

Y, no lejos de allí, en la misma comarca de El Ripollès, la estación de Vallter 2000, ubicada en el corazón de un círculo glaciar, el Morens - Ull de Ter, es el dominio esquiable más oriental de los Pirineos y, por tanto, el más cercano a la costa. De hecho, desde la cota 2.535, la panorámica alcanza la bahía de Roses y el Cap de Creus, en la zona norte de la Costa Brava. Es la nieve más mediterrán­ea.

Texto: Marcos Moreno

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