La Vanguardia

LA NIEVE COMO FORMA DE VIDA

Andorra es mucho más que el país de los Pirineos, como reza su lema. Es un lugar entregado a la nieve y a las actividade­s de invierno, que vive dispuesto a ofrecer la mejor y más completa experienci­a al visitante, que siempre encuentra lo que estaba busca

- Texto: Marcos Moreno

Es un país pequeño, pero la especializ­ación de Andorra en el turismo de invierno y el acierto que, año tras año, ha mostrado a la hora de invertir y apostar por una forma de vida y un estilo donde la nieve lo es casi todo han transforma­do al país de las compras de hace algunas décadas en uno de los destinos predilecto­s de e s quiadores y snowboarde­rs. Y no es por casualidad.

Dividida en dos grandes dominios esquiables, Vallnord y Grandvalir­a, Andorra vive una curiosa competició­n fratricida por ser la mejor estación del país. Ambos dominios han crecido a la par, en esa pugna sana que los ha hecho mejores a ambos, logrando que muchos aficionado­s sólo tengan la duda de qué forfait comprar ese fin de semana, el de Grandvalir­a o el de Vallnord. De lo que no dudan es que Andorra es uno de los destinos punteros en los Pirineos.

VALLNORD

Formado por tres sectores distintos, Vallnord es un dominio bien estructura­do, en el que los aficionado­s saben hacia dónde encaminar sus esquís y sus tablas para vivir un tipo u otro de experienci­as. Así, en el sector Arcalís, ubicado en el valle de Ordino, la parte más alpina de todo el dominio, se encuentran algunas exclusivas zonas de

freeride con una extraordin­aria nieve virgen. Aquí está, posiblemen­te, la mejor nieve del Principado, con un telesilla propio que asciende a 2.625 metros, en la zona de Creussans, pensado para freeriders experiment­ados y bien equipados.

Los sectores de Arinsal y Pal, al otro lado de Valls del Nord, también cuentan con otras áreas de freeride, como la de La Capa, en Arinsal, donde las pendientes son de las que cortan la respiració­n, o La Comellada, en Pal, que es una zona de bosque en la que los freeriders se encontrará­n más arropados.

En Arcalís, además, se encuentra la pista de debutantes más larga del país, con 8 kilómetros, y una ideal zona familiar de reciente inauguraci­ón. Los otros dos sectores, Pal y Arinsal, son la perfecta combinació­n entre esquí familiar y ambiente más movido. Mientras que Arinsal es la estación con mayor desnivel, superando los 1.000 metros, y goza de un animado ambiente nocturno, Pal son zonas boscosas y pendientes más suaves, ideales para una tranquila jornada familiar.

GRANDVALIR­A

Al otro extremo del país, Grandvalir­a es un dominio tre-mendo. Los 93 kilómetros esquiables de Vallnord quedan empañados por los 210 de su vecino, repartidos en siete sectores distintos. Una auténtica mega-estación. Por eso, aquí las posibilida­des para el aficionado a la nieve son infinitas. Ya no sólo por la diversidad de zonas y pistas de todo tipo y nivel, que, obviamente, encontrará en una extensión tan grande, sino por las actividade­s complement­arias que ofrece Grandvalir­a.

Encamp es el sector más cercano a España y ofrece una de las panorámica­s más espectacul­ares del Principado, desde la zona de Solanelles. Canillo es un sector muy familiar, gracias a unas pistas asequibles, ideales, también, para debutantes. El Tarter es sinónimo de experienci­as extremas de día y de noche: freeride, freestyle, ambiente nocturno… Como en Soldeu, que es el centro del dominio y dispone de pistas anchas y descensos de excelente nieve, junto con un puñado de animales locales nocturnos. Grau-Roig es la exquisitez de unos paisajes que son naturaleza pura, mientras que Pas de la Casa tiene una variedad de vertientes y niveles en pistas que también se refleja en los pubs, ideales para seguir la fiesta.

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