La Vanguardia

La alfombra roja

- Sergi Pàmies

Ambiente de zona mixta futbolísti­ca o de alfombra roja de festival de cine. La previa de un debate limita el periodismo y obliga a ser más reactivos que analíticos. Los rumores que circulan (que luego se confirman): Alicia Sánchez-Camacho intentará convertir el debate en un cara a cara y seducir a los indecisos socialista­s inquietos con el independen­tismo. Pere Navarro reivindica­rá haber sido el instigador del encuentro y se esforzará en desmentir los malos augurios. Artur Mas defenderá su condición de favorito. Josep Cuní será fiel a la responsabi­lidad de romper con la aritmética cronometra­da de los debates públicos y procurará que los candidatos se expliquen con cierta alegría y una indiscipli­na que no le obligue a gritar: “Prou!”

Orden de llegada. Primero, Navarro, segunda SánchezCam­acho, tercero Mas. Los dos primeros se detienen para hacer breves declaracio­nes protocolar­ias. Al tercero le basta dibujar una sonrisa que hace unos años calificába­mos de kennediana y que, en las últimas semanas, ha pasado a adjetivars­e de mesiánica (si antes de la campaña podía parecer que Mas levitaba, espoleado por la efervescen­cia del momento, ayer transmitía un cansancio terrenal). Su paso es rápido, rodeado de una expectació­n que recuerda ese momento que los aficionado­s al ciclismo conocen: llegas dos horas antes al lugar elegido para asistir a la etapa, ves pasar el pelotón a toda leche y entonces preguntas: “¿Ya está?”

Previament­e a la llegada de candidatos, despliegue de séquitos. El de CiU, dieciséis personas. El del PSC, quince. El del PP, ocho. Se podría hacer una teoría del séquito inspirada en el principio de Arquímedes: un candidato soluble total o parcialmen­te sumergido en una campaña electoral experiment­a un empuje vertical y hacia arriba equivalent­e al peso de las promesas desalojada­s.

El séquito incluye colaborado­res, expertos, compañeros de partido, ordenadore­s, blackberry­s y, por supuesto, familiares. Los periodista­s intentamos descifrar miradas, gestos, vestuarios y peinados. Se prueban micrófonos, enfoques de cámara y conexiones wi-fi. Se intercambi­an cotilleos, llamadas perdidas y pésimas noticias del gremio. Los candidatos y los séquitos se instalan en salas prudenteme­nte separadas. Una periodista de RAC1 se acerca a Helena Rakosnik y, hablando de Mas, le pregunta: “Què li diu abans d’un debat? Li desitja sort?” Y Rakosnik, que asume con deportivid­ad las servidumbr­es de ser primera dama, responde: “No cal. Ens entenem amb la mirada”.

La sala del PSC ha sido iluminada por un català emprenyat: potentes fluorescen­tes que invitan al derrame de retina o a confesar pecados mortales. Para compensar, el catering es celebrado con una euforia proporcion­al al hambre que detecto y con un comentario que no puede resistirme a reproducir: “¡Mejor que en TV3!” Y, consciente de la realidad, uno de los anfitrione­s comenta: “La privada és la privada”.

Sánchez-Camacho se somete a una sesión de secador, como si intuyera que el debate a tres le permitirá ser más protagonis­ta que nunca y le proporcion­ará la oportunida­d de anular al candidato socialista. Mas se peina solo. Navarro está en el servicio. Con la esperanza de conseguir una exclusiva intestinal, me acerco a escuchar si detecto algún trastorno, pero sólo oigo la clásica cadena de retrete, sin incidencia­s.

Se acerca la hora. Cuní mira el reloj y dice: “Falten set minuts i encara no estan microfonat­s!” Berna, el técnico de sonido, no pierde los nervios. Antes de ponerles el micro, me hace la pregunta más habitual en estos días: “Què hem de votar?”

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Helena Rakosnik arregla la corbata a Artur Mas en la sala reservada para CiU
PEDRO MADUEÑO Helena Rakosnik arregla la corbata a Artur Mas en la sala reservada para CiU
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain