Los israelíes sienten que han pospuesto el problema a después de las elecciones
Israel se despertó al día siguiente con una sensación agridulce. Su principal diario, Yediot Ahronot, tituló: “Una tregua con controversia”. Un proyectil de mortero fue lanzado ayer desde Gaza, pero cayó en territorio palestino.
En el sur de Israel, en ciudades como Beersheba, Sderot, Ashkelon y Ashdod, mucha gente criticaba al Gobierno por haber pactado con los islamistas de Hamas. “El primer ministro, Beniamin Netanyahu, nos condena a un nuevo asalto a corto plazo. En vez de destruir totalmente su in- fraestructura, posterga el problema para después de las elecciones”, acusó Yaron Shdedi, habitante de Sderot cuya casa fue totalmente destruida por un cohete Qasam. Shdedi representa a muchos israelíes del sur del país.
El primer ministro y líder del Likud, Netanyahu, se defendió argumentando que “lo correcto era aprovechar esta oportunidad de alto el fuego”. “Destruimos –explicó– miles de misiles que apuntaban al centro y al sur de Israel. Estamos preparados para actuar en caso de que violen los acuerdos”. Quizá lo más sorprendente fue oír al ultranacionalista ministro de Asuntos Exteriores, Avig- dor Lieberman, agradecer al presidente de Egipto y líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, su “papel constructivo” en la negociación que llevó a la tregua. Lieberman siempre fue muy crítico con las organizaciones islamistas de todo el mundo árabe. El primer ministro turco, Recep Tayyp Erdogan, en cambio, volvió a realizar declaraciones muy duras contra Israel, lo que desde el punto de vista de Jerusalén impide toda posibilidad de que Ankara tenga un papel destacado en una mediación.
Fuentes militares israelíes consultadas por La Vanguardia señalaron que en los ocho días de gue- rra Israel destruyó una parte importante de la infraestructura militar de Hamas y de Yihad Islámica, y Hamas perdió a su hombre fuerte, el jefe de su brazo armado, Ahmed al Yabari. Las mismas fuentes expresaron el temor a que “el próximo asalto sea cuestión de tiempo”.
En cualquier caso, Israel se felicita por el nuevo protagonismo de Egipto, que se convierte en el guardián de Gaza. Israel pretende desvincularse de la zona islamista, y que la electricidad, el agua y la gasolina pasen a ser responsabilidad de Egipto.
A 60 días de las legislativas de enero, los favoritos, Netanyahu y Lieberman, “subrayan que Israel ha reforzado su poder de disuasión”. Eso tras 1.700 ataques aéreos sobre Gaza y el éxito del sistema Cúpula de Hierro, que interceptó un 90% de los cohetes que iban a caer en zonas pobladas.