El presidente de México quiere cambiar el nombre del país
Calderón propone eliminar el nombre oficial de Estados Unidos Mexicanos
El presidente de México, Felipe Calderón, quiere cambiar el nombre del país. Y ha decidido hacerlo cuando faltan solamente ocho días para que abandone el poder. Una acción de última hora que el mandatario ha calificado como de “importancia relevante”.
En un acto celebrado ayer en la residencia oficial de Los Pinos, Calderón, que abandonará el cargo el próximo 1 de diciembre, anunció que había firmado un proyecto de decreto de reforma constitucional para sustituir la denominación oficial de Estados Unidos Mexicanos por México.
El presidente recordó que “el Constituyente de 1824 nombró Estados Unidos Mexicanos al país teniendo como paradigma a los Estados Unidos de América”, pero argumentó que “los mexica- nos aquí, en México, y en cualquier parte del mundo que nos encontremos nos referimos a la patria como México”.
La iniciativa deberá ser aprobada por ambas cámaras del Parlamento federal y por los congresos de los 31 estados.
“El nombre de un país expresa una relación simbólica con todo aquello que designa: su gente, sus orígenes, su cultura y sus costumbres”, sostuvo Calderón, al insistir en que hoy México es una nación libre y soberana. “La palabra México nos remite a nuestras raíces indígenas, a los antiguos mexicas, que orgullosamente se reconocían con ese nombre único”, subrayó.
Consultados por La Vanguardia, distintos analistas observaron la decisión del presidente como un acto de arribismo político, aunque se trate de una iniciativa lógica. “Se impone la realidad y termina una ficción del siglo XIX. México, además, no es una federación como lo son los Estados Unidos de América. Es una propuesta sensata y, por tanto, inapelable, pero sin duda oportunista. Calderón quiere llevarse esa gloria ególatra de que cambió el nombre del país y eso es ridículo”, apuntó Ricardo Cayuela, jefe de redacción de la revista de pensamiento Letras Libres y bisnieto del president de la Generalitat Lluís Companys.
En opinión de la historiadora Soledad Loaeza, la maniobra de Calderón se inscribe en la tradi-
A ocho días de dejar el cargo, muchos acusan a Calderón de ser oportunista y “antiyanqui”
ción antiliberal del Partido Acción Nacional (PAN) del presidente. “Es la vena antiyanqui del panismo, muy distintiva del conservadurismo mexicano; un gesto de rechazo a esa influencia indiscutible de Estados Unidos so- bre México”, señaló la académica para luego ironizar: “Me pregunto si también propondrá que México se escriba con j…”. Loaeza enfatizó, además, que la propuesta es insignificante “si con ella se pretende hacer olvidar a los 60.000 muertos” que deja la guerra contra el narcotráfico emprendida por Calderón.
El analista Sergio Aguayo abundó: “No está sabiendo dejar el poder con elegancia. Salvo en la economía, donde hizo un papel razonable, será criticado y está incurriendo en la peor de las situaciones: elogiarse a sí mismo”.