Fiscalía y Policía desmontan ahora la campaña de acoso contra Mas
El ‘borrador’ no existe, dice el jefe de la UDEF, y la Fiscalía aprecia en ‘El Mundo’ un delito de calumnia El president asegura que Rajoy “no es ajeno” a los ataques del PP y este afirma que “eso es una falsedad”
La campaña “de acoso y derribo” lanzada contra Artur Mas en vísperas de las elecciones catalanas más trascendentes de las últimas décadas se desmonta por momentos, pero mantiene todos sus efectos electrizantes y saltan chispas por todas partes. El supuesto borrador atribuido por el diario El Mundo a la Policía en el que se acusaba a Artur Mas de un sinfín de delitos no sólo no se encuentra, sino que no existe.
El jefe de la unidad de delitos económicos y fiscales de la Policía Nacional (UDEF), Manuel Vázquez, declaró ayer ante el juez del caso Palau desconocer la existencia de tal documento y añadió que no le consta la existencia de ningún informe o borrador sobre el caso, más allá del que se remitió al juzgado en mayo.
LA DESESTABILIZACIÓN La honorabilidad de Mas queda a salvo pero la campaña ha sido dinamitada PREGUNTA EN BRUSELAS Rajoy se irrita cuando la cuestión catalana afecta a su agenda internacional LA DISPUTA El PSC con Rubalcaba, e ICV con Tsipras luchan por disputarse el voto izquierdista
El borrador no existe, o sea, que lo que se publicó era un texto apócrifo tratado de tal manera que el fiscal superior de Catalunya aprecia “todos los elementos típicos del delito de calumnia”, Según el fiscal, “es radicalmente falsa y mendaz” la afirmación de que el president “recibía dinero a cambio de contratos de la Generalitat”. Por ello el acusador público decidió abrir diligencias para investigar el presunto delito del periódico que dirige Pedro Jota Ramírez, una decisión que, por cierto, no le gustó al fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce que se apresuró a desmarcarse públicamente sin que por ello se interrumpa el proceso.
La cuestión catalana y la previsión de que una mayoría de dos tercios en el Parlament abrirá un proceso soberanista ha movilizado a distintos sectores de la sociedad española, especialmente de la extrema derecha. El sindicato Manos Limpias y el ex teniente coronel Tejero, que protagonizó el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, han decidido presentar sendos pleitos también contra el presidente de la Generalitat, este último por “conspiración y proposición para la sedición”.
Las acusaciones contra el president y candidato de CiU no se aguantan por ningún lado, pero los promotores de esta estrategia de asedio a Artur Mas sí han conseguido su objetivo de alterar el normal desarrollo de la campaña electoral. El Partido Popular se apuntó desde el primer momento al bombardeo incluso después de que el Ministerio del Interior reconociera que el presunto borrador no se encontraba en sus dependencias. Los máximos dirigentes del PP atacaron en tromba y hasta el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lanzó unas insinuaciones que daban a entender que conocía la existencia de cuentas bancarias a nombre de Mas en bancos suizos. Fue tan lejos que tuvo que movilizar a su jefe de comunicación para matizar que “al ministro no le consta que Artur Mas tenga cuentas en Suiza”, obviamente porque “si le constara ya estaría en el juzgado”.
Con este asedio constante , el presidente de la Generalitat y candidato de CiU, que ya denunció “juego sucio” del Estado para “alterar el resultado de las elecciones catalanas e impedir el proceso soberanista que ha de dar la voz al pueblo catalán”, implicó ayer al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. En declaraciones a RAC1, Mas dijo que “Rajoy no es ajeno. La estrategia no es de Cristóbal Montoro, la estrategia es del PP y participan de ella Cospedal, Montoro, Rajoy... todos están implicados en esta operación de intentar cambiar la voluntad del pueblo”.
Muy a pesar suyo, la cuestión catalana está afectando a la agenda internacional del presidente del Gobierno español. No sólo le irrita la dimensión internacional que está adquiriendo la reivindicación soberanista, sino también las preguntas de los periodistas sobre las acusaciones de juego sucio en conferencias de prensa internacionales. Ocurrió cuando visitó España la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y se repitió la escena ayer en Bruselas. El presidente español acudía al Consejo Europeo de Bruselas y nada más llegar fue interrogado por su implicación en los ataques a Mas: “Eso es lisa y llanamente una falsedad”, respondió visiblemen-
te molesto el líder del PP. Pero la irritación de Rajoy fue correspondida con un nuevo ataque de Alicia Sánchez-Camacho para seguir sembrando dudas sobre el president. En los dos debates televisados en los que ha participado, la candidata del PP no se ha atrevido a interpelar a la cara al president Artur Mas sobre el contenido del libelo publicado y amplificado por todos los medios afines al PP. Sin embargo, ayer desafió a Mas a firmar ante notario que no tiene cuentas en Suiza. La andanada se produce a pesar de que el president Mas ya ha presentado una querella contra el diario
El Mundo pidiendo al juez que compruebe si existía alguna cuenta suya en Suiza.
Efectivamente la campaña se ha emponzoñado y ha relegado los debates estrictamente políticos justo en el tramo final, cuando los candidatos echan el resto intentando convencer a los indecisos más cercanos. Y donde se está librando una disputa más intensa es ahora mismo en el ámbito de la izquierda. Los socialistas cerraron campaña con Rubalcaba pronunciando por fin aunque con pies de plomo la palabra federalismo. Pero Pere Navarro fue a lo seguro y advirtió que “votar a Iniciativa es votar independencia”. O sea, todo lo contrario de lo que le reprocha a Joan Herrera el líder de ERC, Oriol Junqueras. A Herrera le preguntaron qué votaría en el referéndum de autodeterminación y admitió que aún no lo ha decidido. Pero Herrera ha contraatacado y ha exigido a Navarro y a Junqueras un compromiso preelectoral de no apoyar la investidura de Artur Mas como president. Y para presumir de más izquierdistas que nadie se trajeron a Alexis Tsipras, el líder de la Syriza griega, que se ha convertido en jefe de la oposición al Gobierno de Atenas que aplica como puede los recortes que le impone la troika.