Pasar el país a limpio
Hay palabras que acaban asociadas a un momento. Socavón, por ejemplo. Cada vez que la oigo pronunciar en castellano o catalán ( esvoranc) pienso en el hundimiento del Carmel. Aquel enorme socavón de 35 metros de profundidad y 30 de diámetro que engulló un garaje de la calle Calafell en el 2005, afortunadamente sin daños personales. En este fin de campaña me pasa lo mismo con
esborrany (borrador), vocablo central en la maniobra de agitprop faesista con que un diario de Madrid quiere sembrar dudas sobre la honorabilidad de los dirigentes convergentes jus- to cuando todas las encuestas les otorgan una victoria clara en las elecciones del domingo. En el caso de las presuntas cuentas bancarias en Suiza, la elección del borrador como formato de documento incriminatorio ya es ilustrativa sobre la chapuza del asunto. Más aún cuando el borrador en cuestión parece un Google doc del Rincón del Vago donde verter retales copiados y pegados por ahí, sin autoría definida ni usuario que la reclame. Sólo hay que compararlo con los documentos que filtraba Wikileaks para captar la magnitud de la chapuza. Si no fuera por la gravedad de las insinuaciones y por la devastadora certeza de que muchas estructuras del Estado (español) las apoya de un modo implícito, no sería difícil imaginar al mítico político lerrouxista Pich i Pon repitiendo, con una voz tan aflautada y afónica como la del ministro Montoro: “Pues si esto sigue así, pon- go todo mi dinero en un barco y me largo a Suiza”. Si el socavón del Carmel fue causado por una negligencia grave en las obras del metro, el borrador suizo del corifeo proviene de una negligencia grave al no percibir el malestar social que nos ha llevado a estas elecciones.
Cualquier campaña electoral es siempre un borrador que luego los resultados pasan a limpio. El texto en limpio es susceptible de interpretaciones diversas, como se puede comprobar al día siguiente de toda elección, pero esta vez se da un hecho diferencial de gran calado. El derecho a decidir. El borrador de la campaña, con sus tachones, se pasará a limpio el domingo, sí, pero con el compromiso de elaborar pronto una segunda versión más en limpio aún, en negro sobre blanco, que deberá reflejar de modo fehaciente la voluntad de futuro del pueblo catalán. Un referéndum, consulta o plebiscito sobe el que se empezará a hablar el mismo lunes, cuando el borrador de la campaña deje paso a un texto en limpio con el reparto de escaños en el Parlament. La chapuza del borrador suizo pretende incidir sobre este reparto esparciendo porquería para impedir que podamos pasar el país a limpio. Pero, en realidad, este domingo empieza el proceso de escritura.