¡Qué feo, Alicia!

Llega y nos abraza como si fuera la amiga cuchipandi del cotarro catalán. Es la chica simpática del PP, y cuando habla en la lengua de la intimidad, hasta parece que entienda un poco a los galos irredentos. Por unos momentos, la invitarías a la comida de Navidad, aunque la idea dura poco. Después, cada cual a sus cosas, y ella al debate, que hoy toca fiesta del periodismo en can Cuní. El debate empieza, y la chica descarga su munición como una metralleta, tanto que recuerda aquellas máquinas que se pasan el día haciendo agujeros en alguna obra cercana. El debate continúa, se enciende, se calma, y cuando acaba algo brilla como una explosión de estrellas: nadie ha mentado la bicha de El Mundo. Ni cuentas en Suiza, ni borradores fantasmas, ni cabos chusqueros vestidos de ministro diciendo barbaridades, nada. Es decir, la ciénaga donde se cuecen ideas para quebrar las piernas de un candidato, no existe en este debate donde Navarro, Camacho y Mas se ven las caras. Y visto lo visto, una piensa en su ingenuidad, que Catalunya es un poco seria y no se apunta al bombardero de los que quieren dinamitar una campaña.

Pero es un espejismo, porque ¡zas!, a la que la simpática Alicia deja el plató de 8tv y se va a los micrófonos de la meseta, se le pasa la simpatía. Y si durante noventa minutos de tener a Artur Mas cara a cara, no le ha dicho nada de los relojes de cucut, ni de los quesos suizos, ni de Heidi, nada más darle la espalda lo deja a caer de un burro. ¿Cuántas horas han pasado entre su debate en 8tv, donde no existe Suiza, y su entrevista en la Ser, donde exige que Mas y Pujol enseñen cuentas, papeles y hasta calzoncillos? Nada, el tiempo de dormir un rato y pasar de plató de televisión catalana a micrófono español, lo cual debe ser tan poco en horario español como en horario catalán. A partir de aquí, las preguntas las carga el diablo: ¿es Alicia SánchezCamacho una hipócrita que esconde la mano en catalán y lanza la piedra en castellano?; ¿se esconde de Artur Mas porque sabe que se la habría comido con patatas, y por eso no le plantea a la cara lo que ahora vocifera por detrás?; ¿sería capaz de repetir las barbaridades sobre Catalunya que dice cuando está en programas gatunos? Perdone, doña Alicia, pero esto es impresentable. Es impresentable que usted no recoja la mierda que le envían desde Madrid cuando está con Mas delante, y luego se la tire a la cara cuando lo tiene lejos. Es impresentable que juegue a la política decente, y después caiga en tamaña indecencia. Es impresentable que dé por buenas acusaciones sin ningún fundamento legal, y luego se pase la vida machacando al soberanismo con el legalismo en la boca. Pero sobre todo es impresentable su cobardía.

¿Tiene algo que decirle a Mas? Pues dígaselo a la cara. Que esperar a estar bajo las faldas de mamá España para ensuciarlo es muy feo. Muy feo y muy cobarde.