Algo más que calidad y excelencia
Las universidades públicas están en un momento crítico. Por un lado están muy estresadas con los recortes y penurias económicas y financieras; por otro, demasiado condicionadas por una regulación que les impide afrontar con eficacia los desajustes que están sufriendo. Aunque lo peor es que la sociedad y la comunidad universitaria viven de espaldas a estas realidades, limitándose a reclamarles unas cualidades genéricas, cada vez menos objetivables por la complejidad de las instituciones, como son la calidad y la excelencia. Las administraciones públicas y los gobiernos de las universidades son conscientes de ello, el discurso del conseller Mas-Colell en la inaugu- ración de curso lo constata, pero la coyuntura les obliga a ocuparse más de la táctica para abordar los problemas de cada día que de la estrategia para preocuparse del futuro. El momento es crítico no sólo porque la viabilidad del modelo universitario actual está en peligro, sino porque no se están planteando estrategias serias para afrontar un futuro que además de incierto es más confuso que nunca, y no se aclarará por mucho énfasis que se ponga en glosar la calidad y excelencia.
Muchas de las decisiones que están tomando las universidades para ajustar sus plantillas y reducir sus costes, gastos y actividades deberían enmarcarse en una estrategia de futuro, que no tiene porqué ser la misma para todas ni para los distintos campus. Cualquier modelo simplista que pretenda gestionar la diversidad, la calidad y la excelencia de forma única terminará debilitando el sistema por la gran dispersión de las respuestas, especialmente cuando trata con realidades diversas y excelentes. Para buscar la calidad y la excelencia de las universidades del futuro será necesario cambiar el modelo organizativo y de gestión, pero también sus interacciones y relaciones con la sociedad y con los recursos materiales y humanos, con la ciencia, la investigación científica y humanista y con el desarrollo económico y social, el pensamiento y la cultura. Un proverbio chino expresa alguna de las dificultades que sufren los procesos de cambio en las sociedades que se construyen combinando proyectos corporativos poco conectados entre sí: Es muy difícil ver algo por muy evidente que sea cuando el statu quo de quien lo mira depende de que no lo vea.