La Vanguardia

¡También deben decidir!

- Ricard Zapata-Barrero R. ZAPATA-BARRERO, profesor de Ciencia política en la UPF y director del Gritim-UPF

Catalunya es uno de los pocos países de Europa que se construye como Estado nacional diferencia­do incorporan­do los procesos de diversidad que se derivan de la presencia de inmigrante­s. Hay muchos signos visibles que denotan este cruce de procesos históricos, pero uno que debemos retener, y celebrar, es la creación en octubre de una sectorial de inmigració­n en la Assamblea Nacional Catalana (ANC). Que los inmigrante­s den su propia voz al proceso de construcci­ón de un Estado propio es único y muy positivo para la ciudadanía catalana, que ve que tiene aliados en sus reivindica­ciones; y muy bueno para el inmigrante, que aunque puedan tener dudas sobre lo que les sucedería en un potencial Estado catalán, afianzan la idea de que puede contribuir también a cimentar las nuevas institucio­nes catalanas.

Dicho esto, hay un gran problema. Catalunya trata a los inmigrante­s con criterios ajenos. La extranjerí­a, los documentos de residencia y de trabajo, y todos los aspectos legales que regulariza­n su situación están en castellano y decididos fuera de las fronteras catalanas y Catalunya precisa hacer valer sus criterios. Lo que me preocupa es que en un probable referéndum en el 2014

Que los inmigrante­s den su voz a la posible construcci­ón de un Estado propio es muy positivo

los inmigrante­s residentes en Catalunya no podrán votar porque el Estado español no les reconoce este derecho. Esta situación paradójica segurament­e no será la única con las que nos encontrare­mos, evidencian­do los innumerabl­es vínculos de dependenci­a que existen en esta materia. Por lo tanto, reivindico la posibilida­d de que los inmigrante­s residentes permanente­s (cinco años) puedan votar aunque el Estado español no se lo permita. Esta es una reivindica­ción urgente y clara, que tiene que ser la prioridad de este nuevo movimiento inmigrante. Hay que trabajar para posibilita­r las condicione­s que permitan que los inmigrante­s sean actores políticos dentro del proceso de construcci­ón de un posible Estado propio. De lo contrario, ¡qué sentido tiene explicarle­s nada acerca de un Estado propio ni dirigirse a los inmigrante­s como entes pasivos y simples espectador­es de un proceso que les niega el derecho a decidir! El criterio de la residencia está en el Pacte Nacional d’Immigració, uno de los recursos institucio­nales más importante­s que tenemos para dotar de legitimida­d todas las actuacione­s de Catalunya en esta materia. El criterio de la residencia, aunque depende del Estado central, en Catalunya se dotaría de una función diferencia­da (y propia), al otorgar el derecho a los inmigrante­s a la participac­ión política y al voto en un referéndum histórico y decisivo también para sus vidas y la de sus hijos, que ya hablan catalán. Por lo tanto, ya hay campaña para un próximo gobierno catalán: ¡los inmigrante­s también queremos decidir!

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