¡También deben decidir!
Catalunya es uno de los pocos países de Europa que se construye como Estado nacional diferenciado incorporando los procesos de diversidad que se derivan de la presencia de inmigrantes. Hay muchos signos visibles que denotan este cruce de procesos históricos, pero uno que debemos retener, y celebrar, es la creación en octubre de una sectorial de inmigración en la Assamblea Nacional Catalana (ANC). Que los inmigrantes den su propia voz al proceso de construcción de un Estado propio es único y muy positivo para la ciudadanía catalana, que ve que tiene aliados en sus reivindicaciones; y muy bueno para el inmigrante, que aunque puedan tener dudas sobre lo que les sucedería en un potencial Estado catalán, afianzan la idea de que puede contribuir también a cimentar las nuevas instituciones catalanas.
Dicho esto, hay un gran problema. Catalunya trata a los inmigrantes con criterios ajenos. La extranjería, los documentos de residencia y de trabajo, y todos los aspectos legales que regularizan su situación están en castellano y decididos fuera de las fronteras catalanas y Catalunya precisa hacer valer sus criterios. Lo que me preocupa es que en un probable referéndum en el 2014
Que los inmigrantes den su voz a la posible construcción de un Estado propio es muy positivo
los inmigrantes residentes en Catalunya no podrán votar porque el Estado español no les reconoce este derecho. Esta situación paradójica seguramente no será la única con las que nos encontraremos, evidenciando los innumerables vínculos de dependencia que existen en esta materia. Por lo tanto, reivindico la posibilidad de que los inmigrantes residentes permanentes (cinco años) puedan votar aunque el Estado español no se lo permita. Esta es una reivindicación urgente y clara, que tiene que ser la prioridad de este nuevo movimiento inmigrante. Hay que trabajar para posibilitar las condiciones que permitan que los inmigrantes sean actores políticos dentro del proceso de construcción de un posible Estado propio. De lo contrario, ¡qué sentido tiene explicarles nada acerca de un Estado propio ni dirigirse a los inmigrantes como entes pasivos y simples espectadores de un proceso que les niega el derecho a decidir! El criterio de la residencia está en el Pacte Nacional d’Immigració, uno de los recursos institucionales más importantes que tenemos para dotar de legitimidad todas las actuaciones de Catalunya en esta materia. El criterio de la residencia, aunque depende del Estado central, en Catalunya se dotaría de una función diferenciada (y propia), al otorgar el derecho a los inmigrantes a la participación política y al voto en un referéndum histórico y decisivo también para sus vidas y la de sus hijos, que ya hablan catalán. Por lo tanto, ya hay campaña para un próximo gobierno catalán: ¡los inmigrantes también queremos decidir!