¡No te pases, ‘fachatín’!
Que el octogenario Arturo Fernández (el actor, que no el vicepresidente de la CEOE imputado por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu en el caso de Bankia) es un señor que siempre ha cargado a la derecha, es algo que saben hasta las maquilladoras de Cine de Barrio. Que las bromitas de dudoso gusto y las coñas a destiempo son una de las especialidades del acartonado galán asturiano es algo de lo que puede dar fe incluso el anteriormente citado exconsejero del “banco peor que malo”, amigo personal del actor al que éste, en un inesperado arranque de ingenio chusquero durante un cara a cara organizado este mismo verano a mayor gloria de los dos Arturos por un selecto foro marbellí, le soltó: “Que sí Arturín, que te veo metido entre rejas. Qué calor vas a pasar. Pero tranquilo, que iré a sacarte con mi chequera”. Con amigos así de ocurrentes, ¿quién necesita el Polònia?
Aunque para ocurrencias incendiarias las que soltó por su bocaza el bueno de Arturito cuando acudió este mismo lunes a la carpetovetónica tertulia de El gato al agua de Intereconomía para promocionar su último sainete. Preguntado sobre la huelga del 14-N y sus consecuencias, al apolillado fachatín no se le pudo ocurrir nada mejor que arremeter contra los manifestantes tildándolos de “feos”, estridente gracieta que sus apolíneos compañeros de mesa no dudaron en jalear entre risotadas cuarteleras y lagrimones cavernarios. Crecido ante tan agradecida tropa, Arturito remató la faena improvisando un esperpéntico monólogo propio de El club de la españolada. Abro comillas: “Lo que pasa es que no hay que salir a la calle. Y cuando se sale a la calle, coño, sal con gente guapa. Porque en las manifestaciones, ¡yo en mi vida he visto gente más fea, me cago en la leche! ¿Pero cómo es posible? A estos no los veo por la calle. Deben de tenerlos en campos de concentración, porque no lo puedo entender. Y dicen, que salga la manada, y ahí van. (...) Si en los carteles de turismo ponen sus fotos, aquí no viene ni el Tato. Hay que poner gente guapa, que la gente guapa siempre funciona. No hay gente fea excepto estos, que yo no sé dónde fueron a por ellos. Y eso me fastidia, porque yo quiero lo mejor para mi país”. ¿Desafortunado chascarrillo sacado de contexto de un actor que ya no está para según qué trotes, o caneable desfachatez supina sin ánimo de enmienda de un opinador de salón nada elegante? Juzguen ustedes mismos.