ALERTA de Fin de Año
La crisis, el nuevo IVA y el síndrome Madrid Arena reducen las fiestas multitudinarias Las administraciones redoblan el control de una noche otrora mucho más permisiva
La fiesta de Fin de Año del Poble Espanyol cumplirá la noche del 31 de diciembre un cuarto de siglo de historia. Y lo hará como una rareza propia de otros tiempos. Al cierre de esta edición, el Ayuntamiento de la capital catalana aún no había autorizado la celebración de ningún acto extraordinario de carácter multitudinario para la primera madrugada del 2013. La promotora Fact aún tramita hacer del Palau de Congressos de Catalunya el escenario de otra gran verbena. Pero las negociaciones al respecto son más complicadas y espinosas que nunca. El panorama en el resto del área metropolitana y de Catalunya es muy similar. Muy pocos saraos superarán los dos millares y medio de asistentes.
El jolgorio se concentrará en reuniones en viviendas, en las discotecas de siempre y en una multitud de verbenas que sin llegar a ser vistosamente multitudinarias acogerán en cada caso a varios centenares de personas. Los grandes saraos para despedir el año también son ya de otra época. Los efectos de la crisis económica y la reciente subida del IVA redujeron el margen de beneficios hasta el punto de desalentar a la mayoría de los empresarios, y ahora el síndrome del Madrid Arena, la creciente determinación de todas las administraciones en pro del cumplimiento a rajatabla y estricto de todas las normas de seguridad, está terminan- do de redibujar las costumbres en tan señalada noche.
“Cuando llevas toda la vida haciendo los deberes, cuando toca –dicen los promotores de la fiesta del Poble Espanyol–, no notas los efectos de la tragedia del Ma- drid Arena. Pero la verdad es que, en un contexto de crisis y estrecheces, agravado además por la subida del IVA, cumplir con todos los requisitos de seguridad reduce mucho los beneficios. Necesitas seguros, planes de emergencia, ambulancias, personal cualificado… Estas grandes fiestas ya no son el negocio que fueron hace unos años”. Matinée Group, responsables de la que fue el último lustro una de las fiestas de Fin de Año más concurridas de España, en ocasiones con diez mil personas, en Badalona o en Barcelona, ya decidió este año quedarse en casa.
“No queríamos machacar a nuestro público con una subida de precios precisamente en los momentos más difíciles –dicen en Matinée–. El nuevo IVA fue definitivo. Siempre cumplimos con holgura los requisitos de seguridad. Pero no todos los organizadores tienen el mismo margen de maniobra”. Las fiestas en La Monumental, la estación de
VIGILANCIA PREVENTIVA Por estas fechas, las policías incrementan las inspecciones de los locales de ocio
ASPECTOS CLAVE Excesos de aforo, ruido y limitaciones de consumo de alcohol, bajo lupa
CITASA ÚLTIMA HORA Muchas celebraciones se deciden pocos días antes del 31, lo que dificulta el control
França el pabellón de la Mar Bella, el Complex Esportiu l'Hospitalet Nord… son ya sólo un recuerdo. Este año, al menos hasta ahora, nadie se ha interesado en alquilar el Fòrum, el palau Sant Jordi, el Sant Jordi Club, el pabellón Olímpic de Badalona… Muchos empresarios dicen desde el anonimato que uno de los motivos “es la presión de las administraciones en materia de seguridad”.
El Ayuntamiento de Barcelona insiste en que su política en cuestiones tan trascedentales es firme y constante, y que las recientes actuaciones contra las discotecas Agapito y Vetro son el resultado de un seguimiento y un control que vienen de largo, y no fruto de una psicosis momentánea y pasajera. Las fuentes añaden que todos los años por estas fechas se produce un incremento de las inspecciones en todos los locales de concurrencia pública. La atención se centra en los excesos de aforo, en las fiestas de fin de año y en cualquier celebración de gran afluencia. Se comprueban los aspectos estructurales de los establecimientos, las emisiones acústicas, las limitaciones del acceso, el consumo de alcohol… “Piden más informes que nunca”, coinciden en señalar no pocos em- presarios. “Y cada informe tiene un coste que no todos pueden asumir”. “Hay que prepararlo todo con mucho mas tiempo, la hoja de ruta se hace más larga…”. “Hace falta un colchón económico más poderoso que nunca”. “Estas fiestas siempre fueron un negocio arriesgado. Tienen muchos gastos de producción. Y ahora, con la crisis y toda la atención en la seguridad, no merece la pena jugársela”. Además, según la Federación Catalana de Actividades Recreativas Musicales (Fecasarm), tras la tragedia del Madrid Arena, muchos ayuntamientos catalanes decidieron no alquilar espacios públicos ante el temor a lo que pueda pasar.
El año pasado por estas mismas fechas, la Fecasarm tenía detectadas 62 fiestas en pabellones, polideportivos y equipamientos similares. Estos días sólo cuentan 28. En todo caso, los últimos días son determinantes para la organización de estas fiestas extraordianrias. La policía no quiere bajar la guardia ante un posible repunte en el último momento de unos saraos, denuncia la Fecasarm, muchas veces celebrados en espacios poco preparados para y organizados por personas que no son profesionales del sec- tor. “Afortunadamente muchas se están trasladando a discotecas, a locales preparados y acostumbrados a organizar estos eventos", dice Joaquim Boadas, secretario general de la Fecasarm.
“Ahora nos constan unas quince fiestas. En diez días se triplicarán... o más”, dice Miquel Monreal, jefe de la unidad regional de policía administrativa de los Mossos d’Esquadra de la Región Policial Metropolitana Sur, que engloba las comarcas del Baix Llobregat, Anoia, Garraf y Alt Penedès. “En Nochevieja siempre se tiene la sensación de que todo vale –prosigue–, la gente se relaja más. Y hay unas normas que cumplir. El caso Madrid Arena deja claro lo importante que es respetar el aforo, unas buenas normas de seguridad... No podemos bajar
la guardia”. Los Mossos creen que la crisis puede aumentar las convocatorias menos profesionalizadas, más baratas alentadas sobre todo por entidades.
Fiestas que, aún así, han de cumplir con la normativa que prevé, por ejemplo, que todos aquellos eventos en recintos cerrados con capacidad para acoger a más de medio millar de personas tienen que contar un plan de autoprotección. Desde hace dos años, en los municipios de más grandes dimensiones, comprobar que las normas se cumplen corresponde a las policías locales, a menos que renuncien a ello. Durante el año pasado, los cuerpos municipales llevaron a cabo estas labores administrativas junto con la policía autonómica. Este año aunque los Mossos también vela- rán la noche de Fin de Año por la seguridad, las principales labores preventivas las están llevando policías de los ayuntamientos.
“De todas formas estamos colaborando en todo lo que los ayuntamientos nos piden –termina el jefe de la unidad regional de policía administrativa de la Región Policial Metropolitana Sur–. Todo lo que se haga antes de la fiesta en información y recomendaciones, mejor, porque hay cosas que luego no se podrán resolver en plena celebración”. También se está haciendo seguimiento general de las entradas que se están vendiendo previamente para fiestas de mayores dimensiones. El 31 se revisará las que se vendan a la entrada y se prestará especial atención a todos los accesos que puedan ser más delicados.