Lluís Torné Altisent
De cómo un productor aquejado de lumbalgia descubrió el talento del médico que le atendía, Lluís Torné Altisent, que hoy presenta disco
OSTEÓPATA Y CANTAUTOR
Altisent es el segundo apellido de Lluís Torné, un osteópata vocacionalmente inclinado a la música, que ha debutado en el mundo discográfico con la ayuda y consejo de un paciente suyo, el músico y productor Refree.
El 25 de septiembre del año pasado, el músico, compositor y productor Raül Fernández, más conocido como Refree en el ámbito artístico, escribía: “Quién me iba a decir que mi espalda, abollada y quejosa, me llevaría a uno de los discos más intensos y curiosos que he producido nunca”. A partir de aquí, este músico catalán de referencia se extiende sobre el cúmulo de circunstancias y pormenores que han desembocado en una triple aparición: la de Altisent como nuevo nombre propio de la escena de la música popular local; la de Ales de pal, su flamante álbum de canción catalana y, finalmente, la del concierto de presentación del mencionado disco, que tendrá lugar hoy en el Centre Artesà Tradicionàrius de Barcelona (21 h). Una velada en la que el médico-músico estará acompañado en el escenario por el propio Refree, así como por Oriol Roca (batería), Joan Antoni Pich (chelo y viola) y Miquel Sospedra (contrabajo).
Uno de los protagonistas de esta historia musical, que no por novelesca es menos real, es el osteópata: nacido en Tremp en 1956, Lluís Torné Altisent, con consulta privada en Barcelona y responsable de un máster en la materia que conduce desde hace unos años en la facultad de Medicina, en el hospital de Bellvitge.
El otro actor de la historia es el mencionado Refree que, a resultas de sus dolencias en la espalda, se había convertido en su paciente desde hacía años. Un día, el doctor se decidió a comentarle a uno de los grandes dinamizadores de la escena musical española –productor, entre otros muchos nombres, de Las Migas, Senior i El Cor Brutal, Nacho Umbert, Sílvia Pérez Cruz, Fernando Alfaro o el inminente nuevo disco de Kiko Veneno– que, desde hacía años, componía canciones en sus ratos libres, que creía que no lo hacía mal y que si le importaría escucharlas y darle una opinión.
“Mi espíritu es perseverante, a veces impulsivo, pero sobre todo tenaz. La creación de este disco es un ejemplo de esa tenacidad. La mayoría de las composiciones son antiguas, todo el proceso del disco ha sido muy lento, Raül y yo hemos estado con el asunto cuatro años, pero por encima de todo estaba mi voluntad de que esto lo tenía que hacer costara lo que costara”, cuenta Altisent. Ante el engarce de elementos tan dispares, uno se plantea si las cosas ocurren porque tienen que ocurrir. “Creo que en la vida de cada uno hay una preparación que genera, que precipita, unos cambios. Posiblemente mi deseo de hacer este disco se iba acumulando con los años y al final, ahora, tenía que hacerse. Pero por otra parte es verdad que el destino también te lo generas tú”. Por cierto; si el concierto de hoy resulta, a Altisent no le importaría seguir ofreciendo muestras de su arte en el futuro, en los escenarios y estudios de grabación.
El osteópata-músico recuerda que con anterioridad había hecho un primer disco sólo para los amigos, y reconoce que “desde hace unos diez años comencé a notar una necesidad cada vez más imperiosa de sacar a la luz mis composiciones. Tenía unos temas en los que creía, que valía la pena enseñarlos, porque si a mí me emocionaban, ¿por qué no compartirlos?”. Esas cosas compartibles se refieren a las “vivencias universales” que uno siente y que Altisent ha comprobado ahora al publicar Ales de pal que muchos otros también. El disco resultante se compone de once músicas de Altisent a las que añadió posteriormente sus letras, excepto en tres cortes en los que ha recurrido a textos de Joan Margarit, Maria-Mercè Marçal y Miquel Martí i Pol.
“Las casualidades no son casualidades; tú las buscas y, de alguna manera, estás abierto a una serie de probabilidades. Y en esta situación personal –desmenuza este recién estrenado cantautor, cuya manera de interpretar algunos asocian a la de Serrat– fue cuando apareció Raül. Al principio te da corte y algo de vergüenza, pero en él vi una puerta”. Se refiere a cuando, hace unos cuantos años, en un macroconcierto en L’Auditori barcelonés protagonizado por músicos de la escena actual catalana, vio a Raül Fernández cantar El puerto de los
cristianos y pensó “que él era un músico que tenía una calidad bas- tante por encima de lo normal”. Queda una duda por despejar: “Creo que desde que oyó por primera vez mis temas, las posibles dudas de Raül desaparecieron y fue sincero en sus opiniones sobre mi obra. No tenía por qué mentirme”. Al final del texto con que se encabeza este artículo, el redactado el 25 de septiembre del pasado año, Refree concluye: “Aquí tenéis este Ales de pal, muy posiblemente el disco más puro y sincero en el que he trabajado en toda mi vida”.