La Vanguardia

Snowden, reivindica­do

La mayoría cree que se ha traspasado el límite con la vigilancia

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La mayoría de votantes estadounid­enses –55 a 34%– creen que Snowden es un whistleblo­wer, alguien que “toca el silbato” para denunciar una injusticia, y no un traidor, como se le ha descrito oficialmen­te.

Unos días antes de enclaustra­rse en los pasillos de un aeropuerto moscovita, sin saber qué rumbo tomará su destino, Edward Snowden ya lo tenía claro. “Sé que montarán un caso para decir que he ayudado al enemigo”.

Esta afirmación constituye el núcleo de la segunda parte de la entrevista que le hizo The Guardian, publicada esta semana. La conversaci­ón se desarrolló en Hong Kong, primera parada de la huida hacia adelante del analista tecnológic­o que trabajó para la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA). Ahí logró el acceso a los documentos que demuestran la existencia de programas de vigilancia masiva telefónica y on line que el Gobierno de su país practica, dentro y fuera de sus fronteras.

Cuando habló para el medio británico, en EE.UU. había una corriente mayoritari­a que veía a Snowden como un mal bicho. Pero, mientras la Casa Blanca insiste en que el único viaje posible de su excolabora­dor es el de regreso a casa, porque está perseguido por la justicia, la opinión de los estadounid­enses ha sufrido un cambio radical. Giro total.

Aunque congresist­as de ambos partidos le califican de felón, ahora la mayoría de los votantes –55% a 34%– creen que Snowden es un whistleblo­wer, alguien que “toca el silbato” para denunciar una injusticia, y no un traidor, como se le ha descrito oficialmen­te. Así lo indica la última encuesta nacional de la Quinnipiac University, y es un reflejo del parecer que cruzaba transversa­lmente por todas las opciones políticas, sexo, ingresos, educación o edad.

Uno de los crecimient­os más importante­s en esta nueva visión se produce entre hombres y votantes republican­os, grupos que históricam­ente tienden a dar más apoyo a los esfuerzos antiterror­istas del Gobierno.

La confirmaci­ón de este vuelco se remarca con otro resultado. Entre un 40 y un 45% de los ciudadanos mayores de edad consideran que estas prácticas antiterror­istas han ido demasiado lejos en la restricció­n de las libertades civiles. Hace escasament­e tres años, los que mantenían esta vi- sión sólo alcanzaba el 25%. En cambio, un 63% afirmaba que no se habían traspasado los límites con las medidas adoptadas para proteger el país adecuadame­nte.

Peter Brown, director asistente de encuestas de la Quinnipiac, señala que ahora se observan menos diferencia­s de criterio entre partidos. “Sería ingenuo ver esos números como algo determinan­te, pero evidencian un replanteam­iento de los ciudadanos respecto a las compensaci­ones entre seguridad y libertad”.

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GEORGE FREY / BLOOMBERG Protesta contra el nuevo edificio de la NSA en Bluffdale (Utah)

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