El imperio de Belém
Cavaco trata de ir más allá del papel simbólico presidencial
Maria Lourdes Pintasilgo fue la única mujer que ocupó la jefatura del Gobierno en la península ibérica. Ejerció de primera ministra de Portugal durante seis meses en 1979, en el marco de lo que en la política lusa se conoce como un gabinete de iniciativa presidencial, un formato en desuso desde hace más de tres décadas, desde que la reforma constitucional de 1982 recortó los poderes del jefe del Estado. Ese cambio convirtió al presidencial palacio de Belém más en un lugar simbólico que en un verdadero centro de mando político.
Para un extranjero el topónimo Belém remite a uno de los más hermosos barrios de Lisboa, el de la torre manuelina junto a la desembocadura del Tajo, el imponente monasterio de los Jerónimos y los afamados pasteles de nata. Para un portugués, Belém designa también a la presidencia de la República, pues así se refieren a ella los medios de comunicación.
En ese palacio nació en 1889 el último rey luso, Manuel II, que también estaba casualmente allí cuando estalló la revolu- ción republicana de 1905.
Aníbal Cavaco Silva es el cuarto inquilino de Belém desde la aprobación de la Constitución de 1976, aunque los presidentes acostumbran a usar el palacio como lugar de trabajo, no como residencia.
El jefe del Estado encarna la gran contradicción del sistema político luso, que en teoría es semipresidencial, como el francés, y en la práctica se parece
La gestión de la crisis de la coalición de Passos Coelho y Portas enfureció al presidente Cavaco
más a uno parlamentario, como el español, pues la figura central es el jefe del Gobierno.
Las principales facultades del presidente luso son, además de vetar y promulgar leyes, nombrar al Gobierno, que también depende de la confianza del Parlamento, y disolver la Cámara legislativa, con la llamada “bomba atómica”.
Aunque lo pueda parecer, por ahora Cavaco no está intetando volver a un gobierno de iniciativa presidencial, como el de Pintasilgo. Lo que hizo el lunes fue instar a los partidos a ponerse de acuerdo bajo la fórmula de la “salvación nacional”. Pero en cualquier caso ha asumido un papel mucho más activo que el que mantenía.
A punto de cumplir 74 años, Cavaco es con diferencia el más veterano de los políticos portugueses de primera línea. Economista y miembro del partido conservador PSD, ya fue ministro de Finanzas en 1980. Es el político que más tiempo ejerció de primer ministro en la actual etapa democrática, entre 1985 y 1995, una fase de gran crecimiento económico, en la que según sus detractores comenzó la destrucción de la capacidad productiva nacional.
Tras perder las presidenciales de 1996, llegó a la jefatura del Estado en 2006 y fue relegido en 2011, por lo que su mandato expira en 2016.
“Cavaco está muy furioso”, advirtió hace unos días su amigo y ex líder del PSD Marques Mendes, en referencia a la rocambolesca crisis de la semana pasada del Gobierno de Passos Coelho y Portas. Cavaco se sintió traicionado, al no tener apenas información anticipada.