Los FAD premian la imaginación y la apertura de nuevas vías arquitectónicas
Galardonados una escuela portuguesa y el espacio del túmulo/dolmen de Seró
Una intervención en una antigua escuela de la localidad portuguesa de Server do Vouga que “convierte en memorable la experiencia de habitar desde la perspectiva de un niño, a través de espacios libres de gran riqueza”, y un edificio que “trasciende lo inmediato y huye de soluciones preconcebidas” destinado a dar cobijo a los restos de una construcción prehistórica de hace 4.800 años hallados en el municipio leridano de Seró, obtuvieron anoche los premios FAD de Arquitectura, que se dieron a conocer en el transcurso de una ceremonia celebrada en el DHUB. La primera –enclavada en plena naturaleza, con capacidad para 1.500 alumnos de entre 10 y 17 años– es obra del arquitecto lisboeta Pedro Domingos, mientras que el Espacio transmisor del túmulo/dolmen megalítico de Seró, en Artesa de Segre, lleva la firma del catalán Toni Gironès, quien ha contado con Dani Rebugent.
Para el jurado de los premios FAD, que organiza el Foment de les Arts i el Disseny y que su 55.ª edición ha estado presidido por el arquitecto Dani Freixes, se trata de “dos obras que, siendo diversas, comparten algunos valores”, como son la reflexión sobre el entorno, la relación que establecen entre pasado y presente, el rigor presupuestario o, ya en el caso concreto del proyecto de Gironès, la exploración de “nuevas vías por las que ha de transitar la arquitectura”. En todo caso, los premios no son “el resultado de una competición sino el reconocimiento a la actitud de cómo afrontar los problemas de hoy” y “el talento para resolverlos”.
Esta misma voluntad, la de distinguir “obras que merezcan ser visitadas, vividas, analizadas e interpretadas, que pasen a ser apreciadas como un bien común”, es también la que ha guiado la concesión del resto de galardones. Así, el correspondiente a intervenciones efímeras fue a parar a la mágica y evocadora instalación de Xevi Baiona en la antigua Fabra i Coats convertida en almacén de los Reyes Magos, gracias a una serie de siluetas a contraluz que jugaban con el color y el mo- vimiento. La reforma “delicada y precisa” de un clásico como el restaurante Giardinetto para adaptarlo a las nuevas necesidades (obra de Ivan Pomés y Max Llamazares), se alzó con el de interiorismo. Y, finalmente, el espacio público La Lira, en Ripoll, del estudio de Aranda, Pigem y Vilalta (un puente peatonal y un cobertizo que genera una plaza cubierta cerca del río Ter), ganó el de Ciudad y Paisaje. El jurado reconoció, en este caso, su capacidad para “generar, con un lenguaje riguroso y atrevido, un espacio polivalente de relación vecinal”.
Además de Dani Freixes, el jurado ha estado compuesto por Eulàlia Aran, Jordi Farrando, Eva Prats, Nuno Sampaio y Maier Vélez. En esta edición concurrieron alrededor de 500 obras de la Península Ibérica.