El FMI pide a España que baje un 10% los sueldos en dos años
El Fondo Monetario propone que a cambio los empresarios acepten mantener o aumentar sus plantillas Dura crítica de la institución a los “incrementos insostenibles” de las pensiones en los últimos años
Un recorte de sueldos del 10% durante los próximos dos años a cambio de que los empresarios se comprometan a mantener o a aumentar sus plantillas. Esta es la fórmula que propone para España el Fondo Monetario Internacional (FMI), que pronostica que el paro no bajará del 26% hasta el año 2018. Los economistas del Fondo Monetario son asimismo muy duros con el sistema español de pensiones, del que critican sus “incrementos insostenibles”.
Los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) han irrumpido en las vacaciones de agosto con la polémica propuesta para España de un pacto social entre empresarios y sindicatos en el cual, a cambio de un recorte salarial del 10% en dos años, las empresas se comprometerían a mantener, e incrementar, el empleo.
Esta recomendación del FMI, ya expresada, aunque con mayor inconcreción, el viernes 15 de junio del año pasado, se completa con una relajación fiscal temporal que permita reducir las cotizaciones sociales inmediatamente y compensar el efecto negativo sobre los ingresos con una mayor recaudación por IVA un par de años más adelante, con la recuperación afianzada.
Una vez más, la síntesis neoclásica keynesiana –si semejante cosa es posible– vigente en el FMI combina un modelo añejo de reducción del paro mediante reducción salarial con otro más moderno, aunque hoy denostado, que desde Keynes apunta que se puede tolerar un aumento del déficit a corto plazo a cambio de más crecimiento y menos déficit a medio plazo.
Como nos tienen acostumbrados, los economistas del FMI irrumpieron en el debate sobre política económica esgrimiendo el principio neoclásico de que abaratar el empleo incrementará mecánicamente la demanda de mano de obra. Se trata de convertir en política oficial la que rige en la realidad: para conservar su empleo es necesario aceptar una menor remuneración salarial. En el “ejemplo” que cifran los economistas del FMI, “un acuerdo para reducir los salarios nominales en un 10% en dos años” se vería parcialmente compensado en las nóminas de los trabajadores por “una reducción de las contribuciones sociales de 1,5 puntos”, a la que seguiría al cabo de dos años “un aumento del IVA, ampliando su base más que aumentando el tipo general”.
Despreciando el concepto keynesiano de demanda agregada, los economistas del FMI se aferran a la teoría de la “austeridad expansiva” en el terreno fiscal –ya saben, reduzcan el gasto y la demanda y la confianza volverá, y con ella la demanda; pregunten ustedes en Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia– y la trasladan a la de una “devaluación salarial” que sería expansiva y que, ni más ni menos, reduciría la tasa de paro en seis o siete puntos porcentuales en un plazo de dos años largos. Como el lector recordará, el FMI viene describiendo piruetas teóricas en los últimos meses que lo han llevado a criticar el programa de rescate de Grecia por, entre otras cosas, ser excesivamente recesivo.
Los psiquiatras suelen hablar de esquizofrenia y, en cualquier caso, las recetas del FMI no deben leerse sin olvidarse que sus economistas no pagan impuestos sobre la renta, llevan a sus hijos a los mejores colegios de los barrios residenciales de Washington y muy probablemente nunca han sufrido una reducción salarial desde que se graduaron en sus universidades de élite ni, mucho menos, unos cuantos meses de desempleo. Eso sí, no cobran pagas extraordinarias, y de ahí su fijación por eliminarlas en Grecia, Irlanda, Portugal y, por decisión soberana, España.
Ayer, en cualquier caso, tocaba darle caña a España en el informe anual de la institución sobre nuestro país. Con una catarata de titulares negativos impropia de un primer fin de semana de agosto. Según los cerebros del FMI, la recuperación de la economía será mucho más lenta y larga de lo esperado sin que la tasa de crecimiento supere el 1% hasta el 2018. Estas son las cifras que justifican, en opinión de los economistas del FMI, la urgencia de adoptar medidas “decisivas para generar crecimiento y empleo”. Porque la recuperación vendrá a paso de tortuga, con un crecimiento del 0,3% en el 2015, del 0,6% en el 2016 y del 0,9% en el 2017 para superar el 1% (1,2%) en el 2018. Así las cosas, la tasa de paro no bajará del 26% hasta el 2018.
Los economistas del FMI justifican la “urgencia” de adoptar medidas en favor del crecimiento y del empleo en que la “necesaria” consolidación de las cuentas públicas del Estado español constituirá un lastre para el crecimiento, que llegan a cifrar en 0,9 puntos del PIB.
Y también en este terreno, en el de la reducción del déficit público, los economistas del FMI se muestran pesimistas y anticipan un déficit del 6,7% del PIB este año y del 5,9% el próximo, en lugar del 6,5% del PIB y el 5,8% a los que se ha comprometido el Gobierno con Bruselas. Pero si estas diferencias son anecdóticas y decimales hasta el año próximo, retrasan dos años, del 2016 al 2018, el cumplimiento de la cifra fetiche del 3% del PIB (5,1% en el 2015, 4,2% en el 2016, 3,3% en el 2017 y 2,3% en el 2018.
Obviamente, las malas noticias oscurecen algunos claros como el excedente por cuenta corriente, el control del déficit público, de la inflación y de los costes salariales, así como el saneamiento del sector financiero.