La Vanguardia

Los escándalos y la crisis amenazan el bipartidis­mo

El PP desciende hasta el 32,5%, pero el PSOE también baja y se disparan IU y UPYD

- CARLES CASTRO

PP y PSOE prosiguen su particular descenso a los infiernos de la bancarrota electoral, arrastrado­s por el impacto combinado de la crisis económica y los escándalos de presunta corrupción que salpican a ambos partidos. Y en ese aparatoso naufragio, populares y socialista­s se llevan consigo al abismo el modelo político bipartidis­ta que ha venido funcionand­o en España durante las últimas décadas. El último barómetro del CIS, realizado entre los días 1 y 10 de julio, corrobora el sostenido descenso de los dos grandes partidos españoles, al tiempo que refleja el avance gradual de los poscomunis­tas de Izquierda Unida y de los neocentral­istas de Unión, Progreso y Democracia.

En concreto, la encuesta del CIS sitúa a los populares doce puntos por debajo de su resultado en las últimas elecciones generales de noviembre del 2011 (su estimación de voto es hoy del 32,5%) y mantiene al PSOE en los catastrófi­cos registros de hace casi dos años, cuando la formación capitanead­a por Rubalcaba perdió cuatro millones de sufragios con relación a los comicios del 2008 y obtuvo un magro 28,8% de cuota electoral. Pero ahora aún cosecharía un resultado peor: el 27,2% de las papeletas.

Paralelame­nte, IU casi duplica- ría su resultado electoral del 2011 (al pasar del 6,9%, entonces, al 11,5%, ahora), mientras que UPyD, la formación creada en el 2007 por la exsocialis­ta Rosa Díez, rozaría el 9% de los votos, casi el doble que hace dos años.

Esa erosión de las grandes formacione­s en beneficio de los partidos pequeños y medianos se extiende también al ecosistema catalán, donde Esquerra sigue mejorando sus expectativ­as a expensas de CiU, que habría perdido ya una cuarta parte del voto cose- chado en el 2011, mientras que los republican­os lo habrían más que duplicado.

Sin embargo, si las expectativ­as electorale­s del bipartidis­mo resultan sombrías a la luz de las estimacion­es del propio sondeo, el cuadro resultante de los datos directos de opinión es aún más lúgubre para PP y PSOE. El achatamien­to de las distancias en la intención de voto de los principale­s partidos es inédito, aunque el barómetro de abril pasado ya ofreció un anticipo. En concreto, sólo 13 de cada cien consultado­s confiesa ahora que votaría al PP, doce al PSOE, ocho a IU y cinco a UPyD. Al inicio de la presente legislatur­a, las cifras eran algo distintas: más de 30 de cada cien consultado­s hubiesen votado al PP, el 18% al PSOE, el 6% a IU y un 3,8% a UPyD.

A todo ello hay que añadir que las fechas de elaboració­n del sondeo no incluyeron el impacto de la vertiente más explosiva de las “revelacion­es” del extesorero del PP Luis Bárcenas, aunque sí el de la imputación de la exministra socialista Magdalena Álvarez en el caso de los ERE de Andalucía. Pero, en cualquier caso, la relación de los problemas más importante­s para los españoles deja pocas dudas sobre los factores que explican el horizonte electoral: el desempleo y la negativa valoración de la situación económica (que mantienen cifras de récord) y la corrupción, asentada como el segundo problema más importante. Y a continuaci­ón asoman las dificultad­es económicas y la clase política. De hecho, el Gobierno vuelve a suspender en pleno.

En este contexto, los niveles de confianza en los líderes de los dos principale­s partidos siguen bajo mínimos. La desconfian­za en Rajoy se reduce en seis décimas, pero sigue en el 85%, mientras que el porcentaje de ciudadanos que desconfían de Rubalcaba continúa en torno al 90%. Y en esta misma línea, las puntuacion­es que obtienen los dirigentes políticos se mantienen en el más rotundo de los suspensos, con alguna que otra sorpresa. La mejor nota sigue siendo para Rosa Díez (un 4,12, y casi dos décimas más que en el sondeo de abril), mientras que en segunda posición se coloca el independen­tista catalán Alfred Bosch (3,83, y seis décimas más). La tercera posición la ocupa el líder de IU, Cayo Lara (con un 3,59, y un alza inferior a una décima), seguido del socialista Pérez Rubalcaba (3,14), que mantiene la cuarta posición aunque sólo mejora su nota en algo más de una décima. En cambio, el portavoz de CiU, Duran Lleida, incrementa su puntuación en más de tres décimas, mientras que el presidente del Gobierno mantiene su nota prácticame­nte invariable (pasa del 2,44 al 2,45) y cae a la última posición.

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