Angélica Liddell
Angélica Liddell , actriz y autora teatral, recibe el León de Plata en Venecia
ACTRIZ Y AUTORA TEATRAL
Angélica Liddell (Figueres, 1966) recogió ayer el León de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia. Poco después, la actriz y autora teatral conversó con La Vanguardia sobre su teatro de resistencia, ácido, físico y poético.
Es el primer premio que recojo de todos los que me han dado”, proclamaba ayer sonriente Angélica Liddell (Figueres, 1966) al recibir el León de Plata de la 42.ª edición de la Bienal de Teatro de Venecia. Liddell dijo que acudía porque se trata de “un premio importante porque cierra un círculo misterioso en mi carrera: escribí
La casa de la fuerza –un gran y doloroso poema escénico que triunfó en Aviñón y la ha catapultado a la fama mundial– en Venecia cuando mi compañía de teatro estaba a punto de desaparecer. Cinco años después vuelvo y recibo el León de Plata”. Un premio que quiso compartir con Sindo, Gumersindo Puche, con quien lleva 20 años en la compañía Atra Bilis, “porque sin él no habría podido llegar aquí”. Liddell, originalmente González –se bautizó así por Alice Liddell, la niña que inspiró Alicia en el país de las maravillas–, es autora, directora y actriz de obras como El año de Ricardo o Todo el cielo sobre la tierra (El síndrome de Wendy) y ha sido capaz de crear un teatro con textos profundamente ácidos y certeros sobre la condición humana pero a la vez muy físico y poético. Un teatro de resistencia, del dolor, en el que ha puesto el sudor y a veces el dolor y la sangre, como mostraban los cortes de cuchilla de afeitar y las transfusiones en plena función de La casa de la
fuerza, que le valió el premio Nacional de Literatura Dramática en el 2012.
Dos premios importantes seguidos. ¿Cómo los ha recibido? Con mucho entusiasmo. El camino ha sido duro, muy duro, no es fácil salir adelante, hay que trabajar muchísimo, y los premios me animan a seguir,me cargo de más responsabilidad d todavía.
¿Son el reconocimiento a los años de trabajo, a un talento rompedor o quizá a alguien capaz de decir las cosas que los demás no se atreven? Veo trabajo, mucho, mucho, mucho trabajo, y también una pelea a muerte contra las adversidades, contra el ninguneo, contra los palos. La pelea me ha servido para pensar, me ha dado fuerza.
¿De dónde surge el teatro de Angélica Liddell? ¿De la literatura que cultiva primero, de una necesidad física, emocional, intelectual? Es una alianza entre la demencia, la disciplina y la voluntad estética. Es una venganza por la incapacidad para vivir. Y cada vez más lo siento como algo misterioso y sagrado, y cada vez me dejo llevar más por el misterio, por lo inexplicable. Cuando era joven teorizaba muchísimo, ahora cada vez teorizo menos, ahora no sé cuál es la respuesta.
Pensar en sus obras evoca belleza y dolor. ¿Son los ingredien- tes El dolor básicos es el origen, o condimentos? y la belleza es una búsqueda constante.
En un teatro en el que la parte física es tan importante, ¿qué papel tiene el lenguaje, esos textos tan trabajados? Lo primero es la palabra, siempre. Intento escribir como los antiguos. Sin palabra, no soy nada.
Lo personal es político, decía una vieja frase reivindicativa. ¿Se puede aplicar a su teatro? Lo íntimo, poner el dolor íntimo en un lugar público, eso es la tragedia, eso es la poesía, no es lo político. Ahora bien, la belleza pue-
de ser una de las formas de la justicia. Lo verdadero, lo bueno y lo bello van unidos.
¿Por qué bautizó su compañía Atra Bilis? ¿Es, contra lo que parece, melancólica? ¡¡¡Yo creía que mis obras eran melancólicas!!! Sí, mi bilis es negra. Qué le voy a hacer.
Y, ¿por qué adoptó el apellido Liddell? ¿Le interesa el mundo de los cuentos? ¿Trata de volver a la infancia perdida?
La infancia es mejor haberla per- dido. Pero en los cuentos hay una perversión muy interesante para comprender el alma humana.
Vive en Madrid pero nació en Figueres. ¿Qué relación ha mantenido con la ciudad? Volví después de treinta años. Recordaba las calles, todo. Y me sentí mal.
¿Cómo ha evolucionado su teatro? ¿Planea su carrera o decide tras cada paso? Ahora mismo he emprendido un camino muy extraño que me está llevando hacia lo sagrado, lo milenario, los fantasmas. Acabo de montar Carta de San Pablo a los Corintios. Es un trabajo muy distinto a todo lo que he hecho, pegado a rituales. No sé, es un manicomio donde tengo que vivir un tiempo. Estoy viendo películas de Paradjanov... Trabajo segun mis obsesiones, si algo me obsesiona no paro hasta que consigo formalizarlo, convertirlo en poesía. Es imposible planear. Después de dos meses ensayando una obra con unos actores, la cambié completamente con otros actores. Pasan cosas raras.
¿Cómo ve el mundo teatral en nuestro país? Apenas estoy en España. De cualquier modo, siempre viví la situación desde la precariedad, nunca desde la bonanza. Cuando algo funciona mal hay que poner la vista en la educación, en los colegios. Están llenos de niños que serán adultos ignorantes, insensibles y mediocres que jamás, jamás irán al teatro. Ese es el mayor problema del teatro en España. La mediocre, estúpida e insensible clase media española.