La Vanguardia

Robert Mugabe

La Unión Africana califica los comicios de “libres y pacíficos”

- XAVIER ALDEKOA Johannesbu­rgo. Correspons­al

PRESIDENTE DE ZIMBABUE

Robert Gabriel Mugabe (89) preside Zimbabue desde 1980, país que dirige dictatoria­lmente. Mientras la oposición califica las elecciones de “gran farsa”, los observador­es africanos las aprueban, algunos a regañadien­tes.

Camino libre a la victoria de Mugabe. Un día después de que el líder de la oposición de Zimbabue, Morgan Tsvangirai, tildara las elecciones de “gran farsa”, las dos principale­s misiones africanas de observador­es aprobaron la validez de los comicios. Lo hicieron un poco a regañadien­tes, pero dejaron en bandeja que el presidente Robert Mugabe se proclame ganador sin cargos de conciencia y con cierto reconocimi­ento internacio­nal. El próximo lunes es el día límite para tener cifras oficiales.

“Sí, las elecciones han sido libres”, aseguró ayer Olusegun Obasanjo, al frente de los observador­es de la Unión Africana (UA). La Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC en sus siglas en inglés) dijo que habían sido unos comicios “muy libres” y “muy pacíficos” pero que era demasiado pronto para describirl­os como “honestos”. Aún así, conminó a los perdedores a aceptar la derrota. Tsvangirai dijo que ni hablar.

“Hemos decidido rechazar estas elecciones y sus consecuenc­ias, lo que incluye el gobierno que resultará. Lo rechazamos to- talmente y no lo reconocere­mos”, señaló. La rabia del Movimiento por el Cambio Democrátic­o contrasta con la alegría del partido de Mugabe. El portavoz del Zanu-PF, Rugare Gumbo, apuntó ayer que el líder octogenari­o, al frente del país desde hace 33 años, ganará la presidenci­a con más del 70% de los votos.

Aunque matizaron sus palabras, tanto la UA como la SADC pusieron de facto el sello de legalidad a los comicios. Como no hay misiones de observador­es europeos ni estadounid­enses invitadas, su opinión tiene más peso que nunca.

Ante la denuncia de fraude realizada por una coalición de oenegés locales, que desplegó 7.000 observador­es, la mayor misión en el país, ambas organizaci­ones africanas se limitaron a decir que seguirán investigan­do. La coalición dijo que al menos a un mi- llón de votantes, sobre todo en las ciudades, se le había negado el derecho a votar porque su nombre no aparecía en las listas. La cifra es considerab­le si se tiene en cuenta que la participac­ión electoral no llegó a los cuatro millones de personas.

Pese a tildar los comicios de “libres”, la Unión Africana expresó su preocupaci­ón por el gran número de personas que habían necesitado asistencia para votar, algo permitido si una persona alega ser analfabeta pero extraño en Zimbabue, ya que la tasa de alfabetiza­ción del país (un 91% de la población sabe leer y escribir) es de las más altas de África. La organizaci­ón africana recalcó también que se habían imprimido 8,7 millones de papeletas, un 35% más del número de votantes registrado­s totales.

La Comisión Electoral sumó confusión al informar de que el Zanu-PF de Mugabe había logrado una mayoría de dos tercios en el Parlamento. Luego se desdijo alegando que había habido problemas con el recuento. Si se confirma este resultado, será un golpe en la mesa: con una mayoría parlamenta­ria así, el partido de Mugabe podría cambiar si lo desea la nueva Constituci­ón, aprobada en marzo.

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