Rías Baixas, diferencias altas
Nibali golpea con una crono brillante y coloca a su compañero Brajkovic de líder
El miércoles, los futbolistas del Shakhter Karagandy pueden convertirse en el primer equipo kazajo que se clasifica para la Liga de Campeones. Si eliminan al Celtic podrán codearse con los grandes, como el Barcelona, el Madrid o el Bayern. Pero en el ciclismo hace años que Astaná, el nombre de la capital, se pasea como una potencia. Incluso Alberto Contador subió a lo más alto del podio de París el celeste de la bandera del país. Desde ayer a los chicos del Karagandy les ha salido un duro competidor en las noticias ya que el equipo que lidera Vincenzo Nibali –en el que sólo corren dos kazajos– se exhibió en la contrarreloj inicial de la Vuelta a España y marcó las primeras grandes diferencias en las Rías Baixas.
El italiano, ganador del Giro, se plantó en la salida para intentar hacer doblete y lo demostró desde el primer día con un bocado de tiburón al resto de favoritos que nadie imaginaba. No se mareó en la barca mariscadora que le dejó en la batea de Vilanova de Arousa. Por algo nació en Messina y le apodan el Escualo.
La prueba de la mentalidad con la que el Astaná encaró la contrarreloj por equipos es que cuando faltaba un kilómetro para la meta aún mantenía el bloque con siete ciclistas mientras la mayoría de equipos llegaban con cinco ciclistas y sufriendo. En el callejeo por Sanxenxo se descolgó uno, Vanotti, pero el trabajo del equipo durante el recorrido fue perfecto. Ellos fueron los únicos que bajaron de la media hora.
Y eso fue lo que trastocó los planes del resto de favoritos al triunfo final. En la meta los Valverde (29s), Rodríguez (59s) y Samuel Sánchez tuvieron que sacar la calculadora para comprobar las pérdidas. Igual que Mollema (49s) y Kreuziger (32s), cuyos equipos, Belkin y Saxo, son más rodadores. Por no hablar de Daniel Martin, el irlandés del Garmin, al que le cayó un minuto y 41 segundos. Hasta los dos colom- bianos del Sky, Henao y Urán, perdieron más tiempo (22s) del que esperaban.
Pero sobre todo la etapa se le escapó al Purito. Katusha, que lo bordó en el último Tour en la crono por equipos de Niza, no encontró su ritmo. Los dos últimos kilómetros tuvieron que hacerlos mirando hacia atrás porque Dani Moreno no podía en el último repecho y era el quinto, el que para el reloj. Perder un minuto no entraba en los planes del de Parets porque, por ejemplo, la pasada Vuelta se le escurrió entre los dedos por 1m37s. A partir de hoy, en el Alto do monte da Groba las rampas y las bonificaciones juegan a su favor.