La Lomce, ¿una ocasión perdida?
El trámite de la ley Wert en el Congreso ha terminado. Se han hecho aportaciones técnicas de personas e instituciones independientes que la mejoraban, pero el ministerio las ha desoído. La ley tiene elementos positivos junto con otros negativos como, a mi juicio, los siguientes.
Dado el carácter preparatorio del cuarto de ESO, distorsiona que un alumno que no curse biología o física pueda ir al bachillerato científico y quien no curse latín pueda ir al humanístico. Lo lógico es ligar las materias de vía a la modalidad de bachillerato.
Que un estudiante de formación profesional básica (los que no pueden terminar la ESO) pueda acceder directamente a los ciclos formativos de grado medio está bien, pero es ilógico que a otro de bachillerato se lo pongan más difícil.
Es un disparate que el bachillerato de humanidades y ciencias sociales no siga como hasta ahora: con la opción de cursar latín o matemáticas, y se obligue a cursar latín a los que estudiarán economía, empresa o FP administrativa. Cuesta entender que la historia de la filosofía no sea obligatoria, al me- nos en esta modalidad de bachillerato, o que música y educación artística no sean materias obligatorias en la ESO.
Se modifica el sistema de selección de directores y la administración tendrá un peso decisorio total. Se abre la puerta a la selección según su afinidad al partido que controle la administración convocante.
Es una torpeza política romper el consenso existente que otorga al Estado la capacidad de determinar una parte sustancial del currículum (hasta un 65% en las comunidades sin lengua propia y un 55% en las otras). Este reparto competencial estaba aceptado y funciona correctamente.
También es un error detallar las materias por curso (por ejemplo, en el bachillerato). Basta enumerarlas y dejar para un decreto la concreción, como se ha hecho hasta ahora. ¡Para cambiar una asignatura de curso habrá que hacerlo por ley orgánica!
La cuestión lingüística está mal resuelta. En Catalunya no hay centros privados que impartan toda la enseñanza en castellano, por lo que será imposible cumplir uno de los preceptos que marca la ley. A la ley Wert aún le queda recorrido en el Senado, donde es posible aprovechar la oportunidad de hacer una reforma necesaria pero técnicamente aplicable.