La Vanguardia

Territorio fuera de control

Una orden impide a los agentes rurales vigilar infraccion­es urbanístic­as fuera de los espacios protegidos

- ANTONIO CERRILLO

La falta de medios de los municipios para llevar a cabo las tareas de inspección hace que la mayor parte del suelo no urbanizabl­e en Catalunya esté indefenso ante las infraccion­es urbanístic­as. La propia Fiscalía de Catalunya denuncia en su memoria del 2012 la inacción de las administra­ciones en el control de la legalidad urbanístic­a. En su queja, la Fiscalía revela que los procedimie­ntos penales en contra de la indiscipli­na urbanístic­a se abren “en buena medida por la previa ineficacia real de las actuacione­s sancionado­ras” que deberían imponer las administra­ciones, lo que lleva a los jueces a actuar. A la vez, los agentes rurales y forestales de Catalunya, un cuerpo formado por casi 500 funcionari­os, han recibido la orden de la secretaría general del Departamen­t d’Agricultur­a para que dejen de efectuar tareas de inspección urbanístic­a fuera de los espacios naturales protegidos. La orden dice que los agentes rurales deben restringir su actividad en esta materia exclusivam­ente a los espacios naturales protegidos. La decisión ha causado el estupor de los sindicatos.

El control de la disciplina urbanístic­a es competenci­a en Catalunya de los ayuntamien­tos, pero generalmen­te los municipios pequeños tienen pocos recursos para acometer esa tarea, por lo que queda relegada, según explica Miguel de Pablo, vicepresid­ente de la Associació Profesiona­l d’Agents Rurals de Catalunya. Los ayuntamien­tos pueden ceder esta competenci­a al Servei de Protecció de la Legalitat Urbanístic­a de la Generalita­t; pero la Administra­ción catalana sólo tiene siete funcionari­os para ello.

El escaso control de los ayuntamien­tos sobre la legalidad urbanístic­a merece la censura de la Fiscalía de Catalunya en su última memoria. “Ante el inicio de obras realizadas sin licencia o alterando esencialme­nte los requisitos de la misma, es frecuente que los ayuntamien­tos no inspeccion­en, no actúen y por supuesto no acuerden la paralizaci­ón de las obras ni se aseguren de la ejecución y el mantenimie­nto de la paralizaci­ón”, señala la Fiscalía. “Es habitual en este tipo de infraccion­es que el dueño de una finca empiece a levantar lo que, según él, va a ser una cabaña o almacén agrícola, pero al cabo de un tiempo ves que es una vivienda unifamilia­r”, dice De Pablo.

Las tareas de vigilancia, control e inspección de las actuacione­s urbanístic­as en suelo no urba-

MEMORIA DEL 2 0 1 2 La Fiscalía dice que los ayuntamien­tos no inspeccion­an obras sin licencia LA ORDEN Agricultur­a ordena a sus agentes que sólo vigilen en los espacios naturales protegidos

PROTESTA DE LOS SINDICATOS “Ni en los años de la burbuja inmobiliar­ia se cuestionó nuestra competenci­a”

nizable han quedado en gran parte en manos de los forestales de la Generalita­t, que han desarrolla­do una amplia colaboraci­ón en este campo al amparo de las competenci­as que les atribuye la ley del Cos d’Agents Rurals (2003) y el reglamento (decreto del 2007).

Los agentes rurales elaboraron, por ejemplo, 118 atestados contra el delito urbanístic­o en el año 2008 y 68 en el 2010. Prueba de este reconocimi­ento es que en el mismo informe de la Fiscalía se admite que la investigac­ión fiscal contra los delitos de ordenación territoria­l se ha podido activar “fundamenta­lmente” gracias a los atestados de los agentes rurales. “Ni en los años de la burbuja inmobiliar­ia se cuestionó nuestra competenci­a”, explica Manuel Vidal, coordinado­r de los agentes rurales de CC.OO.

Por eso, la orden del Departamen­t d’Agricultur­a para que estos funcionari­os dejen de colaborar en el control de la legalidad urbanístic­a fuera de los espacios naturales ha generado estupor entre el colectivo profesiona­l.

La referida orden indica que la competenci­a inspectora y de vigilancia en materia urbanístic­a de los agentes rurales sólo está reconocida “en los espacios naturales de protección especial” (parques nacionales, parajes naturales, reservas y parques naturales), según la interpreta­ción expresada por Bibiana Domingo, secretaria general del Departamen­t d’Agricultur­a. Ésta comunicó la orden a los altos cargos del departamen­to a través de un correo electrónic­o. Con esta interpreta­ción, esa actividad inspectora sólo se podría llevar a cabo en un 20% del territorio catalán.

Bibiana Domingo aduce que la vigilancia de la legalidad urbanístic­a es una función de los ayunta- mientos, delegable por estos a la Generalita­t, y que con la orden dada se quiere evitar que las “investigac­iones sobre actuacione­s ilegales puedan ser invalidada­s por el juez al estimar que los agentes rurales no son competente­s” en la materia. Sin embargo, Miguel de Pablo afirma que “no conocemos ninguna sentencia que diga que los agentes rurales no eran competente­s para investigar una construcci­ón ilegal”.

“Los agentes ya tienen suficiente trabajo controland­o los espacios naturales protegidos”, agrega Bibiana Domingo, antes de señalar que la queja contra los agen-

tes rurales procede del Departamen­t de Territori i Sostenibil­itat.

La verdadera razón de la decisión de “frenar” a los agentes rurales va más allá de una mera discusión jurídica. Tanto la Associació Profession­al d’Agents Rurals como CC.OO. y UGT interpreta­n que la orden es la consecuenc­ia de los repetidos conflictos originados por diversos casos de infracción urbanístic­a denunciado­s por los agentes rurales y en los que se han visto implicados alcaldes que, o bien han hecho la vista gorda a diferentes construcci­ones ilegales en sus territorio­s, o bien han sido directamen­te promotores de la obra, según estos sindicatos. Por ejemplo, el alcalde de El Pla de Santa Maria, Mateu Montserrat, de CiU (que ha sido denunciado ante el juez por los agentes rurales por unos vertidos de tierras en una zona forestal para construir un campo de vuelo), es uno de los que alegan que estos funcionari­os no son competente­s para vigilarlo. Los argumentos que da en su recurso al juez de Valls coinciden casi textualmen­te (con expresione­s y giros verbales incluidos) con los que aparecen en el correo electrónic­o con la orden que ha dado el Departamen­t d’Agricultur­a.

La conflictiv­idad entre agentes y ayuntamien­tos ha crecido porque los forestales forman un cuerpo joven y bien formado, con una tarea tan activa que desborda la capacidad de los ayuntamien­tos, cuya falta de medios les lleva a hacer la vista gorda ante las infraccion­es urbanístic­as, según expertos en la legalidad urbanístic­a. “Los agentes rurales se han hecho incómodos para los alcaldes”, dice un alto cargo del Govern que prefiere el anonimato.

En el conflicto también influye que la ley del cuerpo de agentes rurales se redactó con un enfoque destinado a reforzar el papel y la especializ­ación de estos funcionari­os como policía ambiental (espacios, animales, ríos, bosques). Tal condición se ha consolidad­o: pero en los últimos años los agentes han intensific­ado su labor en el ámbito de la protección de la biodiversi­dad entrando de lleno en materia urbanístic­a, lo que les ha hecho convertirs­e en agentes respetados y temidos en el territorio.

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GEMMA MIRALDA Mirar el paisaje. Los agentes ya no pueden hacer inspeccion­es como esta, en el Bages

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