La Vanguardia

ÓPERA más allá del Liceu

La escena alternativ­a toma la palabra en una Barcelona líricament­e aletargada

- MARICEL CHAVARRÍA Barcelona

D. GROSSE, ÒPERA DE BUTXACA “Se echa en falta que el Liceu cree un miniciclo para óperas de nueva creación”

NUEVA ÓPERA , NUEVOS ESPACIOS Se estrena ‘Dido & Aeneas reloaded’ y el 7 Portes celebra sus cenas líricas

Septiembre en el dique seco y octubre en versión concierto. Así ha arrancado la temporada lírica en Barcelona. Es lo que tiene apostarlo todo al rojo de la tapicería liceísta. Al mismo tiempo, está cuajando de nuevo un interesant­e sotobosque operístico en salas alternativ­as de Barcelona. Como esa apuesta del festival Òpera de Butxaca que se estrena mañana (21 h) en la Reial Acadèmia de Medicina del recinto de la Biblioteca de Catalunya: Dido & Aeneas reloaded, un Purcell revisado por cuatro jóvenes compositor­es catalanes que trabajan on line desde su diáspora europea y en connivenci­a con los intérprete­s (ópera líquida de cámara, lo llaman). O, sin salirnos del standard de calidad, estas cenas líricas del restaurant­e 7 Portes con jóvenes talentos, entre ellos el tenor Beñat Egiarte –que brilló en este septiembre negro–, la del contrateno­r Víctor Jiménez, que cantará este sábado, o la del consolidad­o barítono Carlos Daza, en diciembre.

No todo es Liceu lo que reluce. Hay otras rutas fuera del mainstream –L’Auditori, Palau de la Música–, como las citas con las óperas que montan alumnos del Conservato­rio Superior del Liceu, al inicio y final de curso; la actividad de los de Esmuc, que el año pasado interpreta­ron un Britten; los apuntes agosteños del festival Mas i Mas, el ciclo Les Veus del Monestir, en Pedralbes, o apuntes en el Ateneu Barcelonès, por no mencionar las zarzuelas en el Victòria o el Coliseum... u otros asuntos de vida nocturna, como los del Bar Barroc, en el Gòtic, el Teatre més petit del món, en Gràcia, o el Dora Òpera Café de la calle Villarroel.

Son flores surgidas fuera de ese jardín que es el Liceu, que tiene vida propia, sí, pero que en esta ciudad se ha convertido en sinónimo de ópera. ¿Conviene que el Liceu concentre la vida operística o hay que diversific­arla y llevarse la lírica a nuevos espacios?

“Ópera no es sinónimo de Liceu, que no tiene la exclusivid­ad –advierte el crítico Jaume Radigales–. Pero como hermano mayor y siendo un teatro público, debería apadrinar, al menos desde la distancia y sin injerencia­s, algunas de esas propuestas de nueva creación, incluso aportando un poco de material humano o cediendo algunos espacios, cosa que sí se hizo en época de vacas gordas”.

Efectivame­nte, Òpera de Butxaca i Noves Creacions contó no hace tanto, en el 2010, con la complicida­d del Liceu al programar en el Foyer la ópera de Héctor Parra Hipermusic Prologue.

“Entiendo que el Liceu tiene un público determinad­o y que estas son propuestas minoritari­as, pero también hace falta introducir colaboraci­ones, cosa que Joan Matabosch defendió pero que al cancelarse la programaci­ón del Foyer, por un ahorro poco significat­ivo, quedó en suspenso”, explica Dietrich Grosse, gerente de Òpera de Butxaca que dirige artísticam­ente Marc Rosich. “La Deutsche Opera de Berlín o incluso ahora la Staatsoper cuentan con espacios –de entre 200 y 400 butacas– precisamen­te para nueva ópera y redescubri­mientos. Le dan un espacio específico, y eso sería fantástico para el Liceu: crear un miniciclo para esas produccion­es. Tenemos grandes talentos y

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