El doctor en Psicología Ramon Bayés explica catorce consejos prácticos para aprender a envejecer bien
globalidad, si te sientes impotente, te hundes. Por eso es tan importante la experiencia.
A usted lo jubilaron o se jubiló? Intentaron jubilarme hace años, pero sigo activo. ¿Debemos prepararnos para la jubilación? Más que prepararse, lo que es necesario es encontrar actividades que te gusten, te absorban, te ilusionen, y a ser posible que tengan un sentido para ti. Da igual que sea pintar, escribir, colaborar como voluntario, coleccionar sellos, hacer media o cultivar un huerto, lo importante es que al practicarlas sientas que el tiempo desaparece y experimentes una satisfacción por haberlas realizado. Estar activo ayuda a vivir. ¿Es fácil aceptar el paso de los años, que uno se hace mayor? No importan los años, importa la autonomía, no ser dependiente. Los años pasan, poco a poco vas perdiendo facultades –por ejemplo, yo cada día estoy más sordo–, y debes aceptarlo, pero cada día es una continuidad del anterior. Si pasas a ser dependiente para cosas básicas como vestirte, comer, ducharte… este es el momento crítico y es más difícil la adaptación y encontrar respuestas. ¿Dónde podemos encontrarlas? Para encontrar respuestas frente a una situación o hecho traumático –la dependencia, el miedo al sufrimiento, la muerte, la pérdida de personas queridas…–, el método científico es insuficiente y es necesario utilizar una estrategia más intuitiva que permita entender la situación de golpe, entrar en ella. Se trata de una especia de “método poético”. Frente a un poema, o entras en él, lo entiendes en su conjunto, o no entras y te quedas al margen. Si no entiendes una situación en su ¿Cómo nos puede ayudar? Podemos enfrentarnos a la vejez, a la dependencia, a la muerte, a través de la propia experiencia y a la de otras personas cercanas que han pasado por situaciones similares. Este complemento de la experiencia –que debería enseñarse en las facultades– puede ayudar a aceptar los hechos o las situaciones. Las buenas películas también ayudan; muestran al individuo en entornos concretos y cómo toma decisiones, y el espectador se identifica con el protagonista. ¿Existe alguna fórmula para intentar envejecer bien? Mi fórmula es: simplifica la vida; vende, regala o despréndete de lo que no usas. Haz funcionar la cabeza –habla, lee, piensa, conversa, interactua…– y las piernas –camina cada día treinta minutos–. Si activamos las funciones de nuestro cuerpo retardamos convertirnos en una persona pasiva, dependiente, ya que se activan un mayor número de conexiones neuronales. También es importante, tal como dice el médico y filósofo Diego Gracia, llenar la vida de valores intrínsecos. ¿Cuáles son? Existen los valores intercambiables (dinero, poder…), que podemos cambiar, y los intrínsecos (amistad, solidaridad…), que tienen valor por si mismos. Lo aconsejable es tener los valores intercambiables mínimos para vivir y llenar la vida de intrínsecos. ¿Debemos saborear el aquí y el ahora? El pasado no existe, no podemos cambiarlo; el futuro tampoco existe, y deberemos tomarlo tal como venga; y lo que tenemos de verdad es el presente. Debemos vivirlo plenamente, con la máxima atención; sólo disponemos del momento que vivimos. La estrategia para conseguir la felicidad consiste no en desear lo que nos falta sino en disfrutar lo que no nos falta. ¿Quién acepta mejor la vejez, los hombres o las mujeres? No sabría decir… Las mujeres viven más que los hombres, y son más sufridas, pero no sabría decir si envejecen mejor ellos o ellas… Supongo que depende de cada persona, de cómo de creativo/a sea. Como sugería Simone de Beauvoir, “la vida en la vejez no tiene porqué ser un pantano, puede ser cambio”. ¿Y para ello, qué se necesita? Tener siempre proyectos u objetivos realistas pendientes, pero no condicionar la felicidad a que los mismos se cumplan. La curiosidad, que es natural en los niños, también ayuda a vivir. ¿Algo más? Regalarse momentos de reflexión, ser generoso con los que nos rodean e intentar hacer felices a las personas con las que compartimos una historia, un tiempo y un espacio. Debemos saber encontrar sentido a la vida; ésta es un viaje y la biografía de cada persona es única, valiosa e irrepetible. ¿Vivimos de espaldas a la muerte? Sí, la muerte es un tabú. De vez en cuando es aconsejable reflexionar sobre este hecho de vida que es la propia muerte. Como señalan Séneca y Montaigne, la meditación sobre la muerte es meditación sobre la libertad. El que ha aprendido a morir ha desaprendido a servir. El profesor Bayés nos despide con una frase de Oliver Wendell Holmes: “Los seres humanos no dejan de jugar porque envejecen; envejecen porque dejan de jugar”.