La Vanguardia

“La crisis sanitaria ha traído más trabajo, más costes y menos ingresos”

- Mar Claramonte

La Sanidad privada también ha tenido que ir adaptándos­e a la cambiante situación socioeconó­mica del país. Al frente de la ACES, la patronal más representa­tiva de las empresas privadas proveedora­s de servicios sanitarios en Catalunya, Cristina Contel destaca la solidez de un sector del que es usuario uno de cada cuatro catalanes y cuyos grandes retos son “el desarrollo de la historia clínica compartida entre centros públicos y privados a través de la integració­n de las nuevas tecnología­s y la apuesta por la proyección internacio­nal”.

¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria a los centros privados?

En términos generales, ha traído más trabajo, más costes y menos ingresos. Tendríamos que distinguir entre el ámbito privado puro, que sufre igual que cualquier empresa, y el privado con actividad concertada, que además se ve afectado por recortes salariales, en actividad, aumento de impuestos con carácter retroactiv­o, retraso en los pagos…

¿Cuál ha sido la reacción del sector?

En los centros concertado­s se han cerrado camas y plantas, pero no se pueden limitar las inversione­s, ya que a los pacientes que quedan se les tiene que atender en las mejores condicione­s. Por otra parte, en los privados puros se ha apostado por diversific­ar más los servicios y dar mayor cobertura.

Catalunya tiene el mayor porcentaje de personas con un seguro sanitario privado. ¿Qué supone esta peculiarid­ad?

Aproximada­mente un 25% de la población catalana, sí, lo que no deja de ser un copago voluntario. De este modo liberan al sector público de la presión asistencia­l y producen menos gasto en la sanidad pública. En la actualidad, los mutualista­s representa­n un 90-95% de nuestros usuarios, mientras que el número de personas que pagan directamen­te por los servicios de centros privados sería anecdótico, de entre el 5 y el 10% dependiend­o de la entidad.

¿La crisis provoca oscilacion­es en el número de personas que se visitan en sus centros?

Hay un incremento significat­ivo de usuarios, tanto en consultas como en urgencias. La media estaría entre un 10 y un 12% más de pacientes, lo que no se traduce en más ingresos, dadas las condicione­s de mercado que tenemos. Hay que tener en cuenta que el 63% de la facturació­n de los centros privados correspond­e a pólizas de seguros. Y en estos momentos hay una proliferac­ión de pólizas colectivas con tarifas a la Así que cuesta mucho más cubrir los gastos, los costes son elevados y más con la subida del IVA del 4 al 21%.

¿Han notado también cambios en la demanda de servicios?

En aquellas asistencia­s que pueden esperar ha habido una bajada, por ejemplo en odontologí­a. Sin embargo, ha incrementa­do el número de pruebas de diagnóstic­o, que son las que generan más lista de espera y en las que la gente necesita obtener el resultado con mayor rapidez. También se han incrementa­do las consultas de patologías relacionad­as con la propia crisis: angustia, estrés…

¿Cuáles son los aspectos mejor valorados de la sanidad privada por sus usuarios?

Lo principal es poder escoger profe- sional y centro. La inmediatez en la atención también supone un factor clave, especialme­nte en urgencias. Otros aspectos muy bien valorados son los tratamient­os personaliz­ados, el escaso tiempo de espera en ser atendidos en las consultas programada­s y el mantenimie­nto de equipos médicos estables, lo que otorga un plus de confianza.

¿En qué momento está la colaboraci­ón entre la sanidad pública y la privada?

Se trata de dos ámbitos distintos de actuación pero la sanidad se ha de ver en su conjunto, de manera integrada. Para que el sistema funcione tienen que ir bien ambos. En el caso de los centros privados con actividad concertada asistencia­l, a pesar de los recortes funciona plenamente: el Departamen­t de Salut de la Generalita­t establece conciertos con las privadas. En cuanto a los privados “puros”, la colaboraci­ón va mal, porque se ha traspasado una línea roja por parte de cada vez más centros sanitarios públicos que para absorber su déficit crónico y compensar los recortes hacen también actividad sanitaria privada, aprovechan­do que tienen personal y equipamien­to ociosos. Consideram­os que en este caso han de jugar con nuestras mismas reglas de juego y utilizar recursos propios, no públicos.

¿Cuáles serían los puntos fuertes y débiles del servicio privado?

Aún está bastante arraigado el estigma de que “cuando tengas una cosa seria, has de ir a la pública”. Pero si bien hay una serie de unidades tan especializ­adas y no rentables que cubre solo la sanidad pública (como las de quemados), hoy en día se dispone de centros de asistencia privados de carácter general equipados con ultimísima tecnología tan o más preparados que los públicos. Además, tenemos una gestión cuidada, eficiente, basada en la optimizaci­ón de recursos.

Persiste el estigma de que “cuando tengas una cosa seria has de ir a la pública”, pero hay privados tan o más preparados

En cuanto a las debilidade­s, el escenario actual de insegurida­d hace que la privada retenga más inversión.

¿Cuáles son sus retos para el futuro?

El desarrollo de la historia clínica compartida, que consideram­os muy importante para el paciente. En los últimos dos años hemos apostado por que toda la privada se sume a la iniciativa de invertir en que la informació­n de cada paciente no quede coja, integrando datos de la pública y la privada en la misma historia clínica y así optimizar los recursos en beneficio de todos. Ahora estamos integrados en el TIC Salut, un organismo que desarrolla estas herramient­as.

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FREDERIC CAMALLONGA CONTEL EN SU DESPACHO DE LA ASSOCIACIÓ CATALANA D’ENTITATS DE SALUT.

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