“Se puede superar la lateralidad y hacer vida normal”
El concepto de lateralidad surge de la dominancia neurológica que cada hemisferio cerebral ejerce sobre una parte del cuerpo. Esta dominancia neurofisiológica se realiza a través de las vías sensoriales y motoras. Cuando estas vías se ven obstaculizadas toda la comunicación neurofisiológica se ve mermada afectando nuestro rendimiento mental (potencial intelectual, concentración, memoria...), emocional (motivación, ansiedad...) y locomotor (agilidad, equilibrio, motricidad fina…). Joëlle Guitart es especialista en el tema.
¿Es posible detectar y diferenciar todos los trastornos que causan lateralidad?
Efectivamente, al igual que sucede con algunas patologías médicas, la complejidad del diagnóstico obliga a realizar un examen concreto y riguroso. En mi caso, llevo más de 40 años perfilando y preci- sando este examen diagnóstico. En base a éste, programo y realizo en el Centro unos ejercicios que estimulan la sinapsis, los recorridos neurofisiológicos que activan el lóbulo cerebral correspondiente a la lateralización debida. Es un tratamiento de ejercicios y no de fármacos. Se cura como mínimo al 80%. Una vez corregido el trastorno no se producen recaídas.
Háblenos del tratamiento, ¿a quién va dirigido?
Va dirigido, por ejemplo, a niños y adolescentes con grandes dificultades en su rendimiento escolar pero que no presentan ningún déficit intelectual, o a jóvenes “bloqueados” ante la exigencia de decidir sobre sus orientaciones académicas y profesionales, o también a adultos cuyas dificultades de concentración y organización limitan intensamente su rendimiento profesional y emocional, ya que todas estas dificultades afectan nuestro estado de ánimo y a la manera de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás.
Es decir que los trastornos de la lateralidad no afectan únicamente a los niños…
Desde luego. Además de los niños y de los adolescentes, tratamos a adultos totalmente autónomos de 30, 40, 50… y hasta más de 70 años. Recuerdo el caso de una paciente de 74 años con dificultades de: habilidad manual, equilibrio, coordinación locomotriz, estructuración del espacio y del tiempo, memoria, sufrimiento personal y familiar, ansiedad y predepresión. El hecho de que una persona tenga establecida una lateralidad heterogénea desde la infancia (no hay que olvidar el carácter hereditario de la lateralidad) no significa que no se le puedan estimular y tratar todas aquellas áreas mermadas por dicho trastorno. La meta terapéutica es reequilibrar su rendimiento mental y emocional estimulando las zonas que se han visto afectadas por los diversos cruces que se han ido constituyendo durante su proceso de lateralización.