Catherine Deneuve, 70 años
Con 140 filmes, es la única estrella femenina de Francia sin dejar de ser una vecina de París
Catherine Fabienne Dorléac festeja hoy sus 70 años. Catherine Deneuve, el apellido de su madre y su identidad de actriz, prefiere señalar que su filmografía duplica esa cifra. Y sigue: tras El viaje
de Bettie (31 de octubre en España), estrenado hace un mes en Francia, rodó con André Techiné, con Pierre Salvadori y ahora con Benoît Jacquot.
En El viaje de Bettie, de Emmanuelle Bercot, es la sexagenaria – sexyge
naria– Bettie: madre, hija y abuela y activa dueña de un restaurante. Harta de problemas familiares, Betti sube a su coche e inscribe al filme, así, en la tradición de las road movies.
La maxiestrella francesa, único equivalente femenino de los Depardieu, Delon y otras leyendas, reconoce que alguna vez ella también pensó en dejarlo todo.
“Pero es un fantasma efímero. No puedo abandonar a mi madre, que tiene 102 años, ni a mis amigos. Y no desapareces cuando tienes hijos. También hay razones profesionales. Pero no es la palabra justa: razones pasionales, porque eso es el cine para mí”. Estrella, pero parisina de a pie –”lo mismo inspiro respeto, el caso es que nadie me molesta”–, a Deneuve se la cruza en su barrio de Saint Sulpice; en el café del primer piso del cine Le Panthéon, decorado por ella; en bistrots, librerías y cinematógrafos.
También en manifestaciones, desde las luchas feministas de los 1970, hasta la defensa de los ex- Hija y hermana de actores, también a sus parejas –de Truffaut a Mastroianni– las conoció en un plató tranjeros indocumentados. ¿Y la edad? “Soy conocida desde muy joven. Basta con hacer una simple operación matemática. ¿Entro en una nueva década? No es lo que prefiero, pero tampoco es un drama. Tengo siempre la misma vitalidad. Aunque, por supuesto, hay papeles que ya no asumiré”.
Su hermana mayor, la actriz Françoise Dorléac, icono de la nouvelle vague, la convenció de aceptar un pequeño papel en 1956 (aparecía como Catherine Dorléac) y sobre todo, en 1960, le hace pasar las pruebas para hacer de hermana suya, lo que será su primer papel. La consagración llega con Los paraguas de Cherburgo, en 1964, cuando ya tiene un año Christian, el hijo que concibió con Roger Vadim (“Vadim –dirá más tarde– me convirtió en mujer. Y me enseñó a buscar la felicidad”).
En 1965, Repulsión, de Roman Polanski, la salva de ser encasillada en la comedia. Pero reincide en 1967 al protagonizar, con su hermana Françoise, Las señoritas de Rochefort. Año importante porque se divorcia del fotógrafo David Bailey, tras siete años de una boda cuyos testigos fueron Françoise y Mike Jagger.
Pero 1967 lo marca una tragedia familiar. “El desgarramiento de mi vida”, según Deneuve: Françoise muere en accidente de carretera. En un texto (Ella se llamaba Françoise) Deneuve escribirá “durante algunos años viví como una zombi, zambullida en un rodaje tras otro, para no pensar”. Suerte o selectividad, la dirigirán todos los grandes: Marco Ferreri, Dino Risi, Manoel de Oliveira, Claude Chabrol, Luis Buñuel, Melville, Agnès Varda, Raoul Ruiz...
Y del plató y su entorno saldrán sus parejas sentimentales: el realizador François Truffaut, el actor Marcello Mastroianni –padre de su hija Chiara, nacida en 1972–, el agente Bertrand de Labbey, el creador artístico de Canal+ Pierre Lescure...