La Vanguardia

Más promesas del Este

El Ballet Nacional de Polonia debuta en el Liceu con cuatro piezas sobre música de Bach, incluido el ‘Concerto Barocco’ de Balanchine

- MARICEL CHAVARRÍA Barcelona

Aparte de asistir hace tres tres años al debut liceísta de la compañía Semperoper de Dresde y de recibir la pasada Navidad al ballet del Teatro Nacional de Praga, con un Cascanuece­s de corte clásico, Barcelona es una ciudad que como tantas otras de occidente no presenta muchas oportunida­des de catar la labor que están llevando a cabo los ballets de Europa del Este. El arranque de esta temporada en el Liceu va poniendo remedio a esta visión sesgada: este jueves debuta el Ballet Nacional de Polonia, dirigido por Krzysztof Pastor (Gdansk, 1956), con un programa de cuatro coreografí­as sobre música de Bach, la mayoría de reciente cuño, si bien el contrapunt­o lo pone Concerto Barocco, de George Balanchine con el Concierto para dos violines en Re menor del compositor alemán.

Con estas Bach Dances prosigue el Gran Teatre su ciclo de danza inspirada en Bach, en cuyo contexto se han podido ver en los últimos años piezas de William Forsythe, Nacho Duato, Martin Schläpfer, Heinz Spoerli, John Neumaier, Jiri Kylian o Mauro Bigonzetti.

Ahora es el turno del propio Pastor y la reconocida In Light

and Shadow que creó en el 2000 para el Ballet Nacional de Holanda, la compañía en la que cons

truyó su carrera; The Kisses, un encargo de Pastor al también polaco Emil Wesolowski que se estrenó en el teatro Wielki de Varsovia en el 2010, y The Green

(2006), del holandés Ed Wubb, director artístico del Scapino Ballet de Rotterdam, con el coro de la Pasión según San Juan.

Todas ellas conviven y se contrastan con ese clásico que Balanchine estrenó en Nueva York (1941) y del que aún bebe la danza. De su vigencia nos habla al teléfono desde Varsovia Krzysztof Pastor, con las maletas listas para su primer “y excitante” viaje a Barcelona. “Toda la compañía está muy nerviosa, el Liceu impone... ¿qué aforo dice que tiene?”. La suya es una historia de retorno a las raíces: partió de Polonia en 1982 y regresó en el 2009 a un país totalmente cam-

El polaco Krzysztof Pastor, cultivado en Amsterdam, ha vuelto a su país para dirigir la compañía

biado, cuando le requiriero­n para renovar el ballet nacional. Pero hablemos de Balanchine.

“Concerto barocco es una pieza maestra, una coreografí­a abstracta, pura danza, muy minimal, y genera de algún modo una impresión sin ser para nada manierista. Aquí no hay una actuación ni grandes gestos románticos, sólo dos mujeres que representa­n cada uno de los violines del Concerto, y un coro que representa a la orquesta. Es una composició­n simple y muy conmovedor­a”. Pastor es el artífice de este programa de cuatro piezas que recala en el Liceu. “La de Bach –explica– es una músi- ca esencial también para la danza. Sólo hay que ver cómo influyó sobre Stravinsky y cómo este creó diversos ballets. Y es interesant­e contrapone­r el neoclásico sublime y femenino de la pieza de Balanchine a la danza masculina y contemporá­nea de The

green, en la que bailan siete hombre”.

Se dice de Pastor que tiende a recurrir a la narración en sus creaciones y que, por lo tanto, la abstracta In light and shadow sería una excepción. “Sí y no”, puntualiza el coreógrafo. “He hecho muchas piezas en las que la narración no era tan obvia, pero es verdad que preciso de un back

ground. Cuando recibí este encargo, me documenté y hallé ese universo de reflejos en el que se movía Bach”. Para la primera parte escogió Air, de las Varia

ciones Goldberg, y para la segunda, la Suite para orquesta núm. 3, ambas con un tratamient­o lumínico muy vermeerian­o.

¿Fue duro volver a casa tanto tiempo después? “Al principio sí. Me había ido en 1982, he pasado la mayor parte de mi vida en Holanda, en una compañía que llevo en el corazón y de la que aún soy creador residente. Polonia era un país totalmente cambiado. Y también era mi primera vez dirigiendo una compañía, tenía que cambiar mentalidad­es,, convertir a los bailarines en artistas entusiasta­s; disciplina­dos, sí, pero no en el sentido polaco. Ahora me siento muy orgulloso de lo conseguido”.

Bailarán en el Liceu del 24 al 26 de octubre algo más de 50 de los 84 bailarines que forman la compañía, que, por cierto, aún tiene un 65% de polacos.

 ?? EWA KRASUCKA ?? Un momento de la coreografí­a de George Balanchine Concerto Barocco (1941)
EWA KRASUCKA Un momento de la coreografí­a de George Balanchine Concerto Barocco (1941)

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