No disparen al pianista
Cualquier día una entrada le enviará al hospital. Neymar ha recibido 32 faltas en los siete partidos de Liga que ha disputado, pero en realidad han sido muchas más las que los árbitros han dejado de señalar. El brasileño no cuenta con la protección de quienes deben hacer cumplir el reglamento. Es posible que la campaña anti-Neymar, en la que no ha faltado el discurso de Mourinho, haya surtido sus efectos, pues resulta inconcebible que entradas a destiempo, zancadillas por detrás e incluso codazos a la cara acaben sin sanción. El único expulsado por agredirlo ha sido Scott Brown, capitán del Celtic de Glasgow, que lo pateó estando en el suelo, por lo que le han caído tres partidos. Su entrenador, Neil Lennon, protestó por la tarjeta roja, asegurando que su futbolista no le había tocado. Días después Brown reconoció que le había pateado la espalda, pero sólo un poquito.
El flemático Gerardo Martino no pudo evitar, tras el partido contra el Osasuna, referirse a la impunidad de los defensas rojillos en sus acometidas sobre el brasileño: “La sensación que tengo es que Neymar siempre recibe el golpe de manera posterior a la descarga de la pelota y, en este sentido, los que tienen que informar al árbitro son los linieres que siguen la jugada. Eso sucedió al final del partido, cuando enseñó tarjeta, pero hubo entradas similares en el primer tiempo”. El Tata no es precisamente un victimista, hasta el punto que fue él quien le dijo al futbolista que evitara las provocaciones y que ante una dura entrada se levantase y jugara. Pero la situación empieza a pasar de castaño oscuro y la obligación de los árbitros es aplicar el reglamento escrupulosamente, cosa que raramente hacen con Neymar.
El vestuario está unido en la denuncia de una campaña injusta que no parece fruto de la casualidad. Antes del sábado, Xavi Hernández ya había advertido en RAC 1 que había gentes interesadas en catalogar a Neymar de comediante. El capitán azulgrana señaló que “desde Madrid buscan ponerle etiquetas para perjudicarle, pero Neymar no hace teatro”. Más duro fue en sus explicaciones Pedro, que comentó al salir de la ducha del Reino de Navarra: “Parece que el árbitro no quiere pitar las faltas que le hacen. Ya se ha visto claro lo que le han hecho”.
La verdad es que el futbolista tiene una actitud zen, que sus amigos aseguran que es resultado de un vídeo que la enviaron de una cantante evangélica de gospel llamada Bianca Toledo. Sus efectos fueron inmediatos, porque Neymar visionó las imágenes poco antes de disputar dos partidos amistosos frente a Portugal y Corea del Sur, durante el penúltimo parón de la Liga. En el primero, Pepe y Bruno Alves fueron a buscarle repetidamente los tobillos sin que consiguieran amargarle el humor. Cuatro días después, los coreanos le dieron cera a base de bien. Un total de doce veces fue cazado por la defensa, dándose la circunstancia de que recibió tres faltas en cincuenta segundos, lo que evidencia que hay quien está dispuesto a que sus regates y su verticalidad no tengan efectos sobre el resultado, sin importar el método. “Las faltas que me hacen son como una amiga que me acompaña”, declaró el brasileño en un alarde de sentido lírico.
La prueba del nueve de esta situación será el próximo sábado en el
El flemático Martino mostró su preocupación por las entradas que sufre Neymar
Camp Nou, cuando Undiano Mallenco deberá repartir justicia. El colegiado, al que se abraza efusivamente Iker Casillas siempre que lo ve, es destacado miembro del colectivo sigan, sigan. Su arbitraje en la final de Copa del 2011 permitió la agresividad de los blancos, especialmente de Pepe, que es un tipo que debería pasarse al Trankimazin sin mediar más tiempo.
Neymar es un espectáculo para el buen aficionado. No se trata de que los árbitros lo mimen, pero tampoco que animen a disparar al pianista.