Grandes clubs con sección especial
Los equipos con discapacidad nacen del empeño familiar, pero el deporte ordinario empieza a abrir puertas
Un total de 3.623 deportistas con alguna discapacidad psíquica participan en deportes federados en Catalunya. El 44%, chicas (o mujeres, porque no hay límite de edad). La Acell, la Federació Catalana d’Esports per a Disminuïts Psíquics, es la que organiza las competiciones que se celebran cada 15 días, sobre todo de fútbol (sala), el más practicado, baloncesto, natación y atletismo. “No tenemos muchos inscritos en carreras de fondo”, matiza Àlex Angosto, gerente de la federación, “porque suelen optar por pruebas más cortas. Es una cuestión de capacidad de entrenamiento. Entrenar cuesta dinero y la mayoría de nuestros deportistas tienen una capacidad económica limitada”.
La experiencia más generalizada es la de equipos formados en el seno de escuelas especiales, centros ocupacionales, asociaciones, residencias… Han encontrado un lugar donde entrenar, monitores que dirijan el equipo y se federan para competir entre iguales. “Pero crece cada vez más la modalidad más inclusiva, la de clubs ordinarios que incluyen entre sus secciones las de personas con discapacidad, igual que tienen sección de alevines, femenino júnior, infantil…”, explica Angos- to. Sobre todo se desarrollan en clubs muy vinculados a un territorio concreto, “porque sienten a los participantes como su gente”, y aún más en deportes como hockey y baloncesto, “como el Básquet Gavà, que cuenta con su sección especial, con la misma camiseta y las mismas instalaciones”. A juicio de expertos como el gerente de Acell, esa opción mejora mucho la calidad del juego, supone un gran estímulo para los deportistas, “pero sobre todo educa en valores especialmente entre los niños de la cantera”.
Una modalidad de esta inclusión es la del Barça de hockey hierba. Dos equipos de colegios
LA CANTERA La federación cuenta con 3.623 deportistas con discapacidad psíquica INCLUIDOS Cinco equipos de hokey+ vinculados al Barça entrenan en Montjuïc
de educación especial como el Paidea y el Moragas, ambos en Barcelona, abrieron –empujaron bastante– las puertas del gran club a sus jugadores. “Y hoy tenemos cinco equipos de hockey+”, explica el delegado de la sección de hockey hierba del Barça, Jordi Delás, médico y ex jugador. Este área de la sección se puso en marcha hace seis o siete años, “y sigue una tendencia creciente clara para que juegue todo el mundo”. Esos cinco equipos apadrinados compiten con los colores del Barça y entrenan los sábados por la mañana, como el resto de equipos de la sección, en las pistas de Montjuïc.
La experiencia de los clubs que practican inclusión es más que positiva. Para empezar, la imagen de los clubs sube varios enteros ante la población. Para seguir, han logrado captar algunos jugadores del grupo+ para los equipos que no llevan ningún signo añadido. Incluso cuentan con algún monitor deportivo que proviene del equipo plus. La competición de hockey+ tiene la particularidad de que además de jugar un partido cada mes o cada dos meses, el encuentro incluye picapica y mucha fiesta. “Doscientos jugadores”, cuenta satisfecho el delegado. Y cada año compiten una vez en el extranjero.
Desde la federación Acell creen que pueden defender sin resultar presuntuosos que son la comunicad con mayor desarrollo de deporte especial, plus o como se le quiera llamar. Hay organizaciones funcionando en Madrid, País Vasco y Castilla-La Mancha, entre otras comunidades, pero no con el número y la extensión de Catalunya. En los deportes de más éxito, como el fútbol (sala) o el baloncesto, hay equipos en diferentes categorías.
La diferencia principal con las competiciones deportivas de los jugadores ordinarios es que todos los jugadores tienen premio y que les resulta bastante más caro: “Necesitan mucho más personal asociado de apoyo a otras actividades que no son estrictamente la práctica deportiva”, explica Angosto.