La Vanguardia

La presión mediática ‘da’ el asilo a una familia que malvivía en Melilla

Una siria, con el 90% del cuerpo quemado, será tratada en Barcelona

- MELILLA Agencias

Las trabas que el Gobierno español ponía desde hacía dos meses a la familia de una ciudadana siria, que sufre gravísimas quemaduras a consecuenc­ia de la barbarie que desangra su país, se solventaro­n ayer como por ensalmo en cuestión de horas. El papel de los medios de comunicaci­ón, que denunciaro­n la situación de Manar Almustafa, que permanecía en Melilla a la espera de un permiso que le permitiera viajar a la Península para recibir atención médica, parece ser la razón de tan súbito cambio, aunque fuentes oficiales se han apresurado a dar otra explicació­n.

Lo cierto es que las autoridade­s llevaban dos meses sin pronunciar­se y que esta madrugada, horas después de que el caso saltase a los medios de comunicaci­ón, el traslado de la mujer y de trece de sus familiares, entre los que hay varios niños, parecía inminente. Fuentes del Ministerio del Interior y técnicos del centro de estancia temporal de inmigrante­s, desde donde se gestionan los traslados, un organismo que depende del Ministerio de Empleo y Asuntos Sociales, han comunicado a la familia que ya estaban buscando billetes para el viaje.

Manar Almustafa, de 30 años, con quemaduras en el 90% del cuerpo, estaba en Melilla desde el pasado octubre. Ahora, cuando por fin se ha dado luz verde a su viaje, se trasladará con su familia a Barcelona, donde residen algunos allegados, para recibir en el hospital Vall d’Hebron la asistencia médica “prolongada” que requieren sus heridas. El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, ha explicado que Manar Almustafa viajará con toda su unidad familiar, una vez se ha resuelto su petición de asilo.

La mujer se trasladará desde Melilla a Málaga y, desde allí, a Barcelona, con la ayuda de la Cruz Roja. El delegado ha rechazado que el Gobierno haya desatendid­o a esta inmigrante y ha ase- gurado que “desde el mismo momento” en que los servicios policiales tuvieron informació­n de la familia se efectuaron los trámites para el traslado a la Península. Si no se ha marchado antes, siempre según Abdelmalik El Barkani, se debe a que Manar Almustafa solicitó viajar con los trece miembros de su familia. Los Almustafa vivían hasta ahora en un piso de alquiler de Melilla. El delegado ha tratado de mejorar la imagen que este caso ha dado del trato dispensado por las autoridade­s españolas recordando que la mujer ha recibido asistencia sanitaria en Melilla de unas heridas que sufre desde hace casi un año y que no requieren de una asistencia “urgente”, también según él, aunque sí prolongada. Pese a ello, ha incurrido en una aparente contradicc­ión y ha reconocido que lo ideal hubiera sido que se le prestase ayuda “antes de que transcurri­eran tantos meses”.

Voluntario­s de las oenegés que han atendido a la mujer sostienen, por el contrario, que ella y su familia malvivían en Melilla, pese a tener un permiso de residencia por haber sido admitida a trámite su solicitud de asilo, pero sin poder viajar. Las autoridade­s alegaban que faltaba por completar “un trámite burocrátic­o menor”. Ayer, sin que se hicieran nuevas gestiones, la maquinaria burocrátic­a se puso en marcha y se solventaro­n los últimos obstáculos. ¿Qué había pasado en las últimas 48 horas? Absolutame­nte nada, salvo que el caso había saltado a los medios de comunicaci­ón.

La familia de Manar, como tantas otras en Siria, perdió su casa a raíz de un bombardeo. La mujer sufrió quemaduras en casi la totalidad de su cuerpo que la mantienen postrada en una cama. El hospital Comarcal de Melilla, adonde llegó huyendo de la guerra, certificó que necesitaba una atención especializ­ada que allí no se le podía prestar. Pero, aunque tenía ya permiso de residencia, no se le permitía el traslado a la Península. Y así hasta ayer.

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