Mientras Salou duerme
La Costa Daurada busca fórmulas para romper la estacionalidad y prolongar la temporada hasta invierno Sólo un 10% de los hoteles siguen abiertos a partir de noviembre, algunos sólo durante el fin de semana
En Salou, Cambrils y La Pineda hay 90 hoteles. En total, 55.000 plazas (el 18,5% de la oferta de toda Catalunya, Barcelona incluida) que en verano convierten la Costa Daurada en un destino turístico de primer orden. Sin embargo, la actividad cae en picado en otoño y no remonta hasta Semana Santa. A excepción de Port Aventura, que ha conseguido con Halloween y la campaña navideña atraer un número considerable de visitantes fuera de temporada, la desestacionalización ha sido y sigue siendo la asignatura pendiente del sector.
“Llevamos años intentando alargar la temporada, pero la caída del turismo nacional incluso ha recortado ligeramente la temporada”, afirma Eduard Farriol, presidente de la Associació Hotelera Salou-Cambrils-La Pineda. Salvo contadas excepciones, los hoteles de más de 260 habitaciones cerraron este año después del Pilar, un poco antes que el año pasado. “Es difícil ofrecer un buen servicio con un personal preparado y eficiente si sólo puedes contratarlos cuatro meses al año”, añade Farriol, quien reclama una política más contundente y unitaria entre las distintas administraciones, especialmente para determinar qué aportaciones directas pueden hacerse para prolongar la temporada.
“Entre todos tenemos que buscar la forma más eficiente de invertir el dinero público para que cree riqueza y movimiento y plantear si realmente lo mejor es subvencionar líneas aéreas de bajo coste o el Rally Catalunya, que funciona, pero sólo para un fin de semana”, opina Farriol. El presidente de la Associació Hotelera valora positivamente iniciativas –en la que ha apostado fuerte la administración, y también el sector privado– como la International Golf Travel Market (IGTM), “porque el golf puede ser una buena alternativa para los meses de otoño e invierno”, añade. No en vano, y aunque sean aún los menos, algunos establecimientos han buscado una clientela “invernal” que difiere mucho del visitante de verano.
“Siempre he oído hablar de la necesidad de desestacionalizar el turismo de la Costa Daurada, pero la realidad es que hasta ahora fuera de temporada los hoteles de Salou que abren lo hacen básicamente para atender los clientes del Imserso”, destaca Xavier Blasi, director general del Cambrils Park Resort, con una oferta de 2.000 plazas de aloja-
miento junto a la costa, en la frontera con Salou. Blasi, con toda una vida dedicada al sector turístico, está convencido de que existe un cliente potencial en los mercados internacionales para poder abrir prácticamente durante todo el año. “Nosotros hemos encontrado una forma de desestacionalizar gracias al turismo deportivo. Al final sólo cerraremos los 15 días de las fiestas de Navidad”, vaticina. Sus nuevos clientes se concentran de octubre a febrero en el norte de Europa.
Su caso es todavía el excepcional. Durante este mes, de las 90.000 plazas de la Costa Daurada, se han ofrecido algo más de 4.600 durante los fines de semana y algo más de la mitad entre semana. El sector destaca la importancia de generar una oferta que se complemente fuera de temporada: que el cliente de un hotel encuentre una buena oferta de ocio y comercio y no una multitud de locales cerrados. “Conseguir esto será muy difícil, porque si los hoteles no abren los restaurantes se quejan de que no tienen clientes, es una rueda...”, argumenta Blasi.
Sin embargo, el concejal de Turismo de Salou y presidente del Patronat de Turisme, Benet Presas, se muestra más optimista: “El objetivo alcanzable a medio plazo es alargar la temporada por detrás, al menos hasta noviembre, con el turismo de golf o manteniendo y alargando el turismo ruso y de otros países del norte de Europa”, explica.
Precisamente algunos hoteleros comparan el momento actual en el mercado del golf, con el que se vivió a mediados de los noventa con el turismo ruso, cuando sólo unos pocos apostaban por este mercado que ahora es el que más pernoctaciones compra en la Costa Daurada. “El reto es dar a conocer las posibilidades del territorio”, añade López, al frente de la Associació de Camps de Golf.
A lo largo de los años, Port Aventura ha logrado consolidar la temporada de Navidad hasta situarse cerca de los 300.000 visitantes. La progresión, no obstante, ha sido más lenta que la de otro producto creado también para desestacionalizar, el Halloween, con medio millón de visitas anuales. “Hemos visto que tenemos que continuar trayendo novedades”, dice Fernando Aldecoa, su director general.
Un alud de cochecitos invade estos días el parque. En pocos sitios del país se acumula tal cantidad de niños por metro cuadrado. Los personajes de Barrio Sésamo felicitan las Navidades. Colas en las atracciones infantiles y desfile de familias en medio del espí-
ritu navideño, también tematizado. La Navidad llega con novedades como el Bosque Encantado, que recrea la casa de Papá Noel, o la pista de patinaje.
El espectáculo final, pocos minutos antes de la siete de la tarde, concentra a miles de visitantes, la gran mayoría parejas con niños pequeños. A pesar del éxito de la campaña de Navidad, sobre todo gracias al mercado estatal y en gran medida al cliente catalán, Port Aventura no se plantea por ahora abrir después de las fiestas navideñas. “Para no cerrar el parque entre enero y marzo tendría que existir una demanda real, cosa que actualmente no pasa”, apostilla Aldecoa.