Monarquía y té a las cinco en Honolulu
Hawái fue brevemente un protectorado inglés, fruto de la fascinación de sus reyes por la Inglaterra victoriana
La Inglaterra victoriana ejerció una gran fascinación sobre los reyes de Hawái, pero los imperios nunca han sido ni amables ni generosos. Cuando al rey Kamehameha II se le ocurrió a mediados del XIX hacer el largo viaje en barco a Londres para presentar sus respetos a Jorge III y pedirle protección frente a unos Estados Unidos cada vez más agresivos, nunca se le pudo ocurrir que todo acabaría tan mal.
El monarca hawaiano y su esposa nunca llegaron a ser recibidos en palacio, y se pasaron semanas esperando turno en la corte, yendo de compras y visitando las atracciones turísticas. Entre tanto, desgraciadamente, contrajeron la varicela (una enfermedad europea contra para la que su sistema inmune no estaba preparado) y murieron. En Honolulu la desgracia causó una gran conmoción, pero en Londres ni siquiera fue noticia. Los periódicos de la época tenían otras historias de las que preocuparse.
Hawái se encuentra geográficamente a mitad de camino entre
Los hawaianos izaron la Union Jack como protección frente a Francia y Estados Unidos
Norteamérica y Japón, pero políticamente siempre ha estado a mitad de camino entre Gran Bretaña y los Estados Unidos. Es el único estado de la Unión que ha sido monarquía constitucional, y es el único en cuya bandera figura (en la esquina superior izquierda) la Union Jack. Durante un breve periodo de tiempo incluso fue un protectorado británico, y durante un periodo más largo sus reyes creyeron que lo eran, pero en realidad los ingleses (que ya se sabe que tienen intereses permanentes pero no amistades permanentes) no se sentían bajo obligación legal ninguna.
La compleja relación de amor y odio entre Hawái y el imperio británico comenzó en 1778, cuando el capitán Cook desembarcó en la bahía de Kealakekua (Isla Grande), bautizó al archipiélago como las Islas Sandwich y se encontró en medio de unas complejas batallas políticas y religiosas entre los distintos reyezuelos locales. La fortuna le sonrió al principio, porque su aparición cuadraba con una profecía, y fue reverenciado como una especie de semidiós. Todo fue como la seda hasta febrero del año siguiente, cuando decidió marcharse. Una fuerte tormenta rompió el mástil de uno de sus barcos, obligándole a regresar a tierra firme. Pero esta vez la bienvenida no fue tan calurosa, y un hawaiano le clavó un puñal y lo mató. Así de tonto fue el final de uno de los grandes exploradores de la historia.
Con la lección bien aprendida sobre el variable humor de los locales, el capitán George Vancouver tuvo cuidado de no herir su susceptibilidad, causando una buena impresión como hombre sabio y cariñoso. Se negó a vender armas a ninguna facción en las interminables guerras intestinas para no fomentar una carnicería, y fue gracias a él que la Union Jack se izó por primera vez en los edificios oficiales de Honolulu. Londres no se sentía comprometido a nada, pero los reyes hawaianos pensaban que de esa manera ni norteamericanos ni franceses (las islas siempre fueron muy apetitosas) se atreverían a meterse con ellos.
Política y religión siempre han sido una mezcla explosiva. Misioneros protestantes británicos y norteamericanos concertaron dividirse el Pacífico entre ellos, con los territorios al norte del ecuador para los primeros, y al sur del ecuador para los segundos. Y además convencieron a los monarcas de Hawái que declarasen ilegal el catolicismo y deportasen a todos los sacerdotes franceses. París respondió enviando un contingente militar que invadió Honolulu y causó daños por valor de 100.000 dólares de la época antes de replegarse. El mensaje había quedado claro, y fue entonces cuando el archipiélago pidió la protección del imperio británico.
Pero los imperios no son románticos. Lord George Paulet, de la Royal Navy, exigió al rey Kamehameha III la sumisión de las islas a la corona . Pero el furor internacional hizo que el Foreign Office calificase el incidente como un “desafortunado malentendido”, y devolviese la independencia a Hawái. Hasta que llegaron los Estados Unidos...