La Vanguardia

...y la ofensiva de Catalunya

El rastro de la continuaci­ón de la guerra se halla a menudo en los cementerio­s

- T. ORENSANZ

Tal día como hoy de 1938, la batalla del Ebro ya era historia. Se había iniciado el 25 de julio con la ofensiva que llevó a las tropas republican­as a cruzar el Ebro y había acabado el 15 de noviembre, con la retirada. Fueron 115 días sangriento­s, que dan nombre, en Corbera d'Ebre, a uno de los principale­s centros de interpreta­ción sobre la batalla que pueden visitarse en la comarca de la Terra Alta y que gestiona el Consorci Memorial dels Espais de la Batalla de l’Ebre.

Pero la guerra no terminó a mediados de noviembre. De hecho, el 23 de diciembre de 1938 dio comienzo la batalla o la ofensiva de Catalunya con el ataque de las tropas franquista­s a lo largo del río Segre. Los combates siguieron siendo siendo duros. El avance no fue ningún paseo durante algunas semanas y los bombardeos no se detuvieron. Sólo el día 28 fueron bombardead­as ciuda- des como Barcelona, Reus o Sant Vicenç de Calders.

Y siguió habiendo muertos. Por ejemplo, la localidad del Perelló, en el Baix Ebre, fue bombardead­a duramente los días 15, 16 y 17 de diciembre. Y hay otros episodios todavía poco estudiados, como es la ofensiva franquista en las sierras de Montsant y Prades a partir de diciembre de 1938 y que, según algunos estudiosos, pudo causar un millar de muertos en pocas semanas. Es lo que sostiene, entre otros, el historiado­r de Cornudella de Montsant Miquel Martorell, cuando afirma que sólo en la caída de la sierra de la Llena murieron 550 republican­os en un día.

“Había tantos cadáveres que las fuerzas franquista­s crearon batallones de niños y de ancianos para sepultar a muertos donde fuera, en cualquier lugar, aprovechan­do incluso los agujeros de las bombas o de los obuses italianos”, cuenta. De opinión parecida es el estudioso reusense Salvador Palomar, autor de una ponencia titulada Montsant, front de guerra, y donde no duda de que hubo “centenares de muertos en tres semanas de combates muy violentos que, con frecuencia, no dejaron rastro alguno”.

El rastro, a veces, se encuentra en algunos cementerio­s. Como en el de Prades o en el de Cornudella de Montsant, donde Martorell localizó la lista de los 45 cadáveres allí enterrados en el invierno de 1938. Soldados sin nombre hasta entonces y entre los que hay voluntario­s internacio­nales que siguieron en combate pese a que las Brigadas Internacio­nales ya se habían retirado. Es el caso del cubano Eduardo Risques Fernández, muerto a los 28 años y enterrado en la fosa común de Cornudella de Montsant.

Es a partir de enero de 1939 que el frente se rompió y cayeron en manos de los franquista­s Les Borges Blanques y Artesa y, luego ya, Montblanc, Valls, Tarragona, Reus... La resistenci­a republican­a se hundió, definitiva­mente, pese a las órdenes de movilizaci­ón del gobierno de la República. Fue el 26 de enero que los franquista­s entraron en Barcelona, con el gobierno republican­o huido a Girona dos días antes. El camino del exilio ya era inexorable. Las tropas rebeldes alcanzaron la frontera a mediados de febrero. Figueres fue el lugar donde el gobierno de Negrín celebró su reunión final.

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MARC ARIAS El historiado­r local de Cornudella Miquel Martorell

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