La Vanguardia

Satseif Saneub

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Las felicitaci­ones navideñas y la filatelia están en peligro de extinción. Ya incluso las grandes corporacio­nes han dejado de enviarlas. Los Ferrandis del futuro lo tienen fatal. Algunos ya inventan animacione­s, más o menos melifluas, que se puedan enviar por WhatsApp, como la visita guiada de la estrella navideña al interior de la Sagrada Familia. Las felicitaci­ones personaliz­adas, que antes eran el recurso de quien no compraba, llenan las redes sociales. Las clásicas fotos de niños o animales domésticos ornamentad­os con detalles navideños colonizan los muros de Facebook. La cuestión es digitaliza­rlo todo para ahorrar los costos de la tercera dimensión. Hoy la mayoría circulan sin sello: mensajes, fotos, ilustracio­nes, animacione­s, vídeos... Todo en digital. En este contexto, los miembros del CPI (Club Palindromi­sta Internacio­nal) intercambi­an palíndromo­s navideños por la red. Un palíndromo es una frase capicúa que admite la lectura en los dos sentidos, como català a l'atac. Como basta aprenderse la mitad resultan un prodigio de ahorro. Por otro lado, su simetría forzosa les confiere un tono tan artificios­o como el de la retórica navideña. Fernando Sáenz adjunta un menú navideño capicúa (Sapo con oca, lomo, lacón o copas) y luego anuncia el de la vicepresid­enta: “A Soraya papá da papaya rosa”.

Otros miembros del CPI han explorado la simetría entre las palabras Navidad y dádiva (regalo). Merlina Acevedo envía “Dádiva, nada mal llamada Navidad” y el poeta Pablo Nemirovsky “Sí, era dádiva, (lo ve uno), ¡ñam! ¡año nuevo, la vida daréis!”. Nemirovsky, que vive en París, añade: “Oíd: allí Papá Noel a la leona papilla dio”. En cambio, el músi-

Ya incluso las grandes corporacio­nes han dejado de enviar felicitaci­ones navideñas

co Alfonso de Vilallonga lidera el bando de los que más bien rehúyen estas fiestas con un palíndromo de cariz psicoanalí­tico: “Odio Navidades. Yo soy seda, diván... oído?”. Vilallonga capitanea la facción antinavide­ña del club, que desarrolla palíndromo­s como “Dádiva nada idónea en odiada Navidad” (Pedro) o “¿Así? Malévolo ve la misa” (Eladi Erill). El diván suscita un subgénero psicoanalí­tico: “Navidad anonada diván” o “navideño soñé diván”. De Navidad también surgen los nombres Iván e Ivana: “Navidad, y si le falla, halla felicidad Iván” o “Aviva la Navidad Ivana la viva”.

Uno de los dos presidente­s del CPI, el poeta Pere Ruiz, explora las dos lenguas en las que escribe así: “¿Nadal o Navidad? (¡Dádiva no la dan!)” y aporta su palíndromo a la carta de Reyes: “Mereixia el bon ivori. Tiro vi noble. Així érem”. Xavi Torres remata la cuestión lingüístic­a introducie­ndo un tercer idioma en discordia, que no es el inglés, en un diálogo a tres voces: “¿Nadal o Noel o Navidad?/ (ávida): ¿Dan una dádiva?/ Dádiva no, leo, no la dan”. Finalmente, el otro presidente, el musicólogo Jesús Lladó, aporta “L’Ada neda i retola loteria de Nadal”. El gordo de Navidad casi fue una cifra capicúa: 62.246. ¿Será capicúa la primera “Grossa de Cap d’Any”?

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