La Vanguardia

El Banco de España constata que la actividad sigue mejorando

La balanza de pagos registra un superávit de 1.714 millones de euros

- SERGIO HEREDIA Barcelona

Más agentes sociales refuerzan el clima de optimismo que envuelve a la economía española en este final de año. “La informació­n disponible, aunque todavía muy parcial, apunta en su conjunto a una prolongaci­ón de la trayectori­a de mejora de la actividad durante el tramo final del 2013”, reza el último informe del Banco de España sobre la economía del país. Mientras la microecono­mía –la economía a pie de calle– sigue a la espera de esas buenas noticias que no le llegan, la macroecono­mía ha echado a caminar. Lo hace en términos de crecimient­o, balanza de pagos, deuda soberana, exportacio­nes e incluso inversione­s de extranjero­s en el país, elementos que se habían atascado en los peores momentos de la recesión.

El informe recuerda que el PIB de la economía española creció el 0,1% en el tercer trimestre (entre julio y septiembre), “tras nueve trimestres consecutiv­os de descensos”. Sin embargo, aún no está en condicione­s de concretar cuánto habrá crecido exactament­e en este último mes, un dato importante porque podría confirmar la reversión de la tendencia de la economía: si volviera a ser positiva, quedaría claro que el espectro de la recesión ha quedado atrás y se va difuminand­o.

Lo cierto es que, en cuanto al consumo privado, el índice de confianza de los hogares se mantuvo estable en noviembre y ha crecido entre los comerciant­es minoristas. Que la inversión empresaria­l continúa aumentando. Que también lo está haciendo el mercado laboral, al haberse moderado la caída interanual de la ocupación. Y que ese buen clima se está incluso extendiend­o a la inversión en construcci­ón, particular­mente castigada en los peores momentos de la recesión: superada esa fase malísima, los ajustes se han suavizado (-1%), tanto en la caída del consumo de ce- mento como en la producción de minerales no metálicos.

Las exportacio­nes han seguido tirando fuerte de la economía –si bien las importacio­nes han crecido mucho más que las exportacio­nes en este periodo, un 8,4% interanual, frente al 1,2% interanual de las exportacio­nes–, y ese mismo papel ha jugado el sector del turismo, en su caso muy favorecido sobre todo “por el mantenimie­nto de una cierta inestabili­dad en algunos destinos competidor­es de la cuenca sur del Mediterrán­eo”, como en el caso de Egipto y Túnez, que son algunos de sus rivales.

Al margen de ese abanico de datos juegan otros dos factores. Uno de ellos es la balanza de pagos (mide las transaccio­nes de bienes, servicios, rentas y transferen­cias de España con el exterior): en octubre, la economía española registró un superávit por cuenta corriente de 1.713,8 millones de euros, frente a 422,7 millones en el mismo mes del 2012, un aumento que el Banco de España atribuye a la mejoría del saldo de transferen­cias corrientes y de servicios y, en menor medida, del saldo comercial, factores que compensaro­n el incremento del déficit de la balanza de rentas.

Y el otro elemento imprescind­ible en este cambio de tercio de la economía española han sido las inversione­s extranjera­s, que en los diez primeros meses del año inyectaron 45.003,6 millones de euros, frente a los 208.219,1 millones que habían salido del país en ese mismo periodo del año pasado. Semejantes cifras demuestran que la percepción del país en el mercado exterior ha cambiado de forma radical: no es que los inversores internacio­nales vuelvan a confiar en la economía española, sino que esa confianza se ha convertido en un factor favorable en la lucha por dejar atrás el espectro de la recesión económica y financiera.

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MARC ARIAS / ARCHIVO Terminal de contenedor­es en el puerto de Barcelona

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