La Vanguardia

Los presos de ETA asumen el daño causado y se someten a la ley penal

El colectivo de reclusos respalda en un comunicado el fin del terrorismo El cambio de estrategia refleja el fracaso de su aspiración negociador­a

- FLORENCIO DOMÍNGUEZ

Los presos de ETA hicieron público ayer un significat­ivo comunicado que puede interpreta­rse como el reconocimi­ento de que no habrá negociació­n que les saque de la cárcel. Por ello, los reclusos anunciaron que se sometían a la legalidad penitencia­ria y que asumirían implícitam­ente sus condenas. Hasta la fecha, los etarras se habían negado a admi- tir dicha legalidad y pretendían negociar una solución colectiva para su situación. Con la nota de ayer, por el contrario, abren la puerta a aceptar soluciones particular­es a cada uno de sus casos. Esta declaració­n sucede a un debate interno que se prolongaba desde que ETA anunció su renuncia a la violencia, hace algo más de dos años.

Los presos de ETA están dispuestos a aceptar que su excarcelac­ión o su traslado a cárceles vascas se efectúe “utilizando cauces legales”, en un proceso escalonado, individual y “en tiempo prudencial”. Así lo afirma un comunicado elaborado por el colectivo de presos de ETA dado a conocer ayer tarde. La declaració­n incluye también el respaldo de los presos al abandono definitivo del terrorismo anunciado por ETA en octubre del 2011.

Aunque los presos afirman igualmente que reconocen el dolor causado por sus actividade­s, no realizan ninguna autocrític­a por ello ni reconocen la ilegitimid­ad de sus acciones terrorista­s. El comunicado es el resultado de dos debates abiertos entre los reclusos de la banda. Uno de ellos, el de la confirmaci­ón del final del terrorismo, se inició en la primavera del 2012, y el otro, el relativo a la aceptación de la legalidad, el pasado mes de julio.

La declaració­n difundida ayer supone la aceptación por parte de los presos del fracaso de la es- trategia mantenida por ETA a raíz de la declaració­n de Aiete, hace dos años, que preveía una negociació­n entre los gobiernos de España y Francia para conseguir la excarcelac­ión de los reclusos. Esa estrategia entró en crisis el pasado mes de febrero cuando el Gobierno noruego expulsó de Oslo a la representa­ción etarra que esperaba negociar con los enviados de Madrid y París.

Los presos han tardado once meses en asumir que no iba a haber ninguna negociació­n que los sacara de la cárcel, pero, a tenor del contenido del comunicado emitido ayer, han aceptado que sus ilusiones eran inviables. Los etarras aceptan ahora la aplicación de los cauces legales para modificar su situación penitencia­ria. “Podríamos aceptar que nuestro proceso de vuelta a casa –nuestra excarcelac­ión y de manera prioritari­a nuestro traslado a Euskal Herria– se efectuase utilizando cauces legales, aun cuando ello para nosotros implícitam­ente conlleve la aceptación de nuestra condena”, dice el comunicado de los reclusos, que admite que ese proceso sea escalonado, individual y “en un tiempo prudencial”. Esta última expresión es una indicación de que los etarras no parecen dispuestos a esperar un proceso que se alargue demasiado en el tiempo.

La aceptación de los cauces legales para modificar su situación penitencia­ria es uno de los datos más relevantes del comunicado de ayer, ya que ETA siempre ha prohibido a sus reclusos aceptar las exigencias legales. La aceptación de la legalidad representa el reconocimi­ento de que han perdido la esperanza de conseguir la libertad o el simple acercamien­to al País Vasco a través de una negociació­n política.

El segundo dato relevante es que los presos, como grupo, ratifican la estrategia de renuncia del terrorismo, algo que no habían hecho hasta la fecha. Entre los reclusos hay un sector que estaba en contra del anuncio de renun- cia a la violencia realizado por ETA el 20 de octubre del 2011, pero al final la mayoría se ha inclinado por aceptar el final de las armas, aunque hayan tardado dos años en expresarlo de manera pública. El respaldo a la nueva estrategia sin violencia lo realizan mediante eufemismos, ya que expresan su renuncia “al método utilizado en el pasado para hacer frente a la imposición, represión y vulneració­n de derechos”. Es decir, al terrorismo.

El debate para ratificar la re-

nuncia a las armas se abrió en la primavera del 2012 y debía haberse terminado a finales de ese mismo año, pero, por causas desconocid­as, la decisión se fue aplazando hasta acumular un año de retraso. Finalmente, sin embargo, ha salido adelante la propuesta de apoyar el final de la violencia que presentó la dirección de los presos, un grupo de veinte reclusos, la mayoría exmiembros de la ejecutiva de ETA, encabezado por Mikel Antza.

El comunicado de ayer contiene otra afirmación que ha llamado la atención de los medios. Es la que señala que los presos “asumimos toda nuestra responsabi­lidad sobre las consecuenc­ias” de las acciones perpetrada­s y, “asimismo, mostramos nuestra voluntad para analizar la responsabi­lidad de cada uno de nosotros, en un proceso acordado que reúna las condicione­s y garantías suficiente­s”. “Reconocemo­s con toda sinceridad el sufrimient­o y daño multilater­al generados”, indica el escrito. El reconocimi­ento del daño causado no va acompañado de muestras de autocrític­a ni de arrepentim­iento.

En los documentos manejados para el debate se advertía expresamen­te que no habría ninguna crítica hacia el pasado; sólo el compromiso de no volver a las armas en el futuro, pero sin cuestionar lo realizado con anteriorid­ad. La declaració­n se atiene a los límites fijados en el documento de debate.

El comunicado de los presos etarras fue difundido ayer tarde en euskera, aunque acompañado de una grabación de voz en la que la dirigente etarra Soledad Iparragirr­e, Anboto, encarcelad­a en Francia, lee el contenido de la declaració­n, también en lengua vasca. Los etarras presentan sus conclusion­es como respuesta a las recomendac­iones del Foro Social, un foro organizado la pasada primavera por la izquierda abertzale, cuando comprobaro­n que las expectativ­as de negociació­n con los gobiernos habían fracasado tras la expulsión de la delegación etarra de Noruega. Los reclusos anuncian que iniciarán contactos con el Foro Social y otras organizaci­ones vascas para buscar acuerdos, al tiempo que hacen un llamamient­o para “buscar un amplio consenso que posibilite nuestro regreso a casa, enmarcado en un proceso integral, que no ponga en cuestión nuestro carácter ni dignidad política”.

 ?? JON G. IRURZUN / ARCHIVO ?? Una imagen del traslado a París de miembros de una de las direccione­s de ETA detenidas en Francia
JON G. IRURZUN / ARCHIVO Una imagen del traslado a París de miembros de una de las direccione­s de ETA detenidas en Francia

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