Se buscan responsables
Santiago Calatrava y la unión temporal de empresas integrada por Dragados y Acciona están en el punto de mira de la Generalitat valenciana. Ese Gobierno autonómico quiere pedirles responsabilidades por los desprendimientos de trencadís de los cascarones que envuelven el Palau de les Arts Reina Sofia registrados el jueves. La larga y costosa historia de amor entre el arquitecto e ingeniero nacido en Benimamet y los rectores de su comunidad –primero los socialistas; luego, y desde hace dieciocho años, los populares– entra en fase de reproches. Es lógico, pues, que se empiece pidiendo cuentas a quien diseñó este edificio de la Ciutat de les Arts i de les Ciències de Valencia, y a las empresas que, siguiendo su proyecto, lo construyeron. Pero sin olvidar que la Generalitat, que ahora busca responsabilidades, tiene también las suyas como cliente del desaforado Calatrava, al que durante tantos años ha presentado como símbolo de excelencia y al que ha tolerado reiterados excesos.