Dios de la guerra
El kalashnikov, de arma revolucionaria a objeto de la cultura popular
El ruso Mijaíl Kalashnikov fue enterrado el viernes en Moscú con honores de general. El fusil que diseñó es el más utilizado en el mundo y aparece en cualquier drama bélico.
La imagen es cotidiana. El fusil más utilizado en el mundo, cuyo diseñador, el ruso Mijaíl Kalashnikov, fue enterrado el viernes en Moscú con honores de general, aparece en cualquier teatro bélico, en cualquier país, en manos de hombres y de niños que combaten y de mujeres que lo exhiben como símbolo de lucha. Aparecía también en el regazo de Osama bin Laden... Inconfundible por su cargador curvo, el kalashnikov o AK (originalmente AK-47) es el icono de la guerra y por la fuerza de la repetición ha permeado la cultura popular, el objeto de consumo –gorras, camisetas, gadgets de todo tipo, tatuajes...– y por supuesto el arte entre la provocación, la denuncia y la pura banalización.
Fue en un principio, cortesía de la URSS, el fusil del guerrillero: Vietnam, Angola, Mozambique, Nicaragua, El Salvador... Ha estado en todas partes y ha quedado en África, donde sigue causando estragos, como arma de defensa de pastores sudaneses. Con las
Provocación y artes aplicadas guerras de los Balcanes dejó de ser arma revolucionaria para convertirse en el arma total. En 1995, una canción intelectualmente violenta de Goran Bregovic, parte de la banda sonora del filme Underground, de Emir Kusturica, ponía a todo el mundo a bailar al son de Kalashnikov. Aunque las pistolas son las mayores causantes de muertes violentas en el mundo, el AK puede que haya matado más que la artillería y los bombardeos aéreos, y según Russia Today un cuarto de millón de personas son alcanzadas cada año por sus balas. Eso no impide, bien al contrario, el culto perverso, incluso la broma. En la NBA juega un ruso, Andréi Kirilenko, que es nativo de Izhevsk, donde está la fábrica de los fusiles. Acompaña sus iniciales, AK, con el número 47 en su camiseta.