La Vanguardia

2014 Rajoy, segunda parte

Tras dos años volcado en la economía, el presidente debe abordar conflictos internos

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Madrid Lo que no se haga en seis meses no se hace. La frase la solía pronunciar Mariano Rajoy antes de ganar las elecciones. Y dicho y hecho. Nada más jurar su cargo de presidente del Gobierno empezó a hacer lo que sabía que era más difícil si quería afrontar la crisis, como había prometido: subió impuestos, hizo la reforma laboral, subió más impuestos, reformó las pensiones... Ahora, dos años después, cuando la economía empieza a arrojar datos alentadore­s y Rajoy puede entonar el consabido “misión cumplida”, se encuentra con que no todo era economía y que los problemas políticos, con el desafío soberanist­a catalán a la cabeza, le esperan en un momento en que tomar decisiones empieza a ser más difícil, ya que las elecciones están a la vuelta de la esquina. Primero las europeas, que tendrá que empezar a preparar a la vuelta de Navidad, pero no sólo: las elecciones municipale­s y autonómica­s, y las generales, del 2015 le condiciona­rán sus decisiones.

CATALUNYA COMO PROBLEMA Rajoy se reserva el diálogo para cuando se pare el proceso

De todos los problemas que Rajoy se encontrará encima de la mesa cuando vuelva a su despacho, el más importante será la cuestión catalana, tras el anuncio de convocator­ia de la consulta.

Rajoy evita los aspaviento­s. Su frase: “La consulta no se va a celebrar”, es su posición. Su estrate- gia es esperar que de las palabras se pase a los hechos. El primero, la petición al Congreso para celebrar la consulta. El Parlamento dirá no. Rajoy tiene el apoyo incondicio­nal del PSOE. Pero el presidente sabe que las cosas no se quedarán ahí, en contra de lo que ocurrió con el Plan Ibarretxe, y el Govern catalán intentará celebrar el referéndum.

El Ejecutivo juega con que habrá convocator­ia. Cuando la haya, la recurrirán al Tribunal Constituci­onal, que la suspenderá. Ahí es donde el Gobierno confía que Mas se pare y acate la decisión judicial. Entonces será el momento del diálogo. Si el Govern no acata la suspensión y sigue adelante, Rajoy echará mano del artículo 155 de la Constituci­ón, que prevé hasta suspender la autonomía, pero el Gobierno no tiene interés en llegar a tanto. Cree que alguna decisión de gestión del Gobierno central en nombre de ese artículo acabará con el problema.

EL FIN DE ETA El Gobierno espera decisiones en la banda terrorista

El mundo de ETA se sigue moviendo (ayer lo hicieron los presos etarras), y el Gobierno no descarta que en 2014 se haga efectiva una entrega, aunque sea simbólica, de armas, lo que supondría un paso más, el definitivo según las condicione­s que el propio PP puso para admitir que el cese total de la violencia que ETA proclamó en el 2011, iba en serio.

Esta posibilida­d, que en condicione­s normales sería una baza a jugar por el Gobierno de turno afectado, se ha convertido para el PP en motivo de insomnio, dadas las reacciones que la simple apli- cación de la sentencia del Tribunal de derechos Humanos Europeo que derogó la doctrina Parot, provocó en un ala del PP, el ala más dura, que tuvo al ex presidente del Gobierno, José María Aznar, a la cabeza de las protestas contra la excarcelac­ión de miembros de ETA.

El Gobierno central es consciente de que si ETA entrega las armas, se verá obligado a hacer gestos, aunque sólo sean de acercamien­to de presos, lo que le supondrá un nuevo desgaste.

LA LEY DEL ABORTO El proyecto de Ruiz-Gallardón no contenta a nadie

Ese ala dura que ve con malos ojos cualquier debilidad hacia los terrorista­s de ETA, no se contentará porque el proyecto de ley del aborto sea más regresivo incluso que el que había antes de la ley de 2010. El ala más dura del PP no quería la ley de plazos, pero tampoco la del 85; sencillame­nte no quería ninguna ley del aborto. El Gobierno y el PP tendrán que afrontar una posible pérdida devotos no tanto por el ala más a la derecha del PP, sino entre su electorado más centrado. La reforma de la ley del aborto no era una demanda entre los militantes populares, y menos entre sus votantes, y el Gobierno podría encontrars­e con que pierde el espacio de centro con el que ganó las elecciones, tras perder el que está más a la derecha.

ELECTORAL Las elecciones europeas de mayo marcan la agenda

Y estos problemas con su electorado los tendrá que afrontar el Gobierno en el peor momento, cuando el PP se encuentre inmerso en un proceso electoral que se inicia a la vuelta de vacaciones y que no terminará hasta finales de 2015, cuando se celebren las elecciones generales en las que Mariano Rajoy intentará revalidar la confianza de los españoles para continuar en el poder otros cuatro años.

De todas formas, el Gobierno dispone de poco margen, porque la cuenta atrás ha empezado. Ya en enero, los populares, con Rajoy a la cabeza, celebrarán la convención que ya tendrían que haber convocado en 2013 y que aho- ra se pretende que sirva de punto de partida de este larguísimo periodo electoral. Rajoy aún no tiene candidato para encabezar la lista para estos comicios y el convencimi­ento mayoritari­o en su partido es que un ministro será quién finalmente sea el cartel electoral, lo que colocará a Rajoy ante la tesitura de hacer sólo un cambio de ministerio (que no sería ni una remodelaci­ón, ya que si es el ministro de Agricultur­a su sustituto sería, muy segurament­e el subsecreta­rio del Ministerio) o bien abordar una verdadera crisis y hacer cambios significat­ivos en su ejecutivo.

LA CORRUPCIÓN Bárcenas y otros escándalos pesan sobre las elecciones

Otro asunto tendrá un peso difícil de evaluar en las elecciones europeas, pero sobre todo en las elecciones municipale­s y autonómica­s de 2015, sólo seis meses antes de que Rajoy tenga que pasar su propio test electoral. La corrupción. El Gobierno ya ha puesto en marcha su plan de regeneraci­ón democrátic­a y de lucha contra la corrupción, pero sabe que casos como el de Bárcenas, que salió a la luz al inicio del año 2013 y que a finales del mismo año si- gue marcando la vida del Partido Popular, tendrá un reflejo real en las elecciones, tanto en las del 2014, como en las del 2015. Todavía la semana pasada el PP estuvo en jaque durante 14 horas, cuando el juez Ruz decidió enviar a la sede popular a su secretario judicial y a miembros de la Udef, para requerir a la dirección del PP documentac­ión sobre el caso Bárcenas y la presunta contabilid­ad B de que dispuso el partido durante años.

Pero los problemas que tendrá que afrontar el Gobierno, en este sentido, no se quedan ahí. No son sólo los casos que siguen vivos, como el caso Gürtel, es que Rajoy se encontrará en la Mesa del Consejo de Ministros peticiones de indultos de miembros del PP condenados por corrupción, como los del exalcalde de Torrevieja, y sobre todo el del ex ministro de Aznar, Jaume Matas.

LA FINANCIACI­ÓN AUTONÓMICA Un nuevo sistema sin más dinero encima de la mesa

Otro verdadero quebradero de cabeza que el presidente del Gobierno tendrá que abordar en el 2014 será el nuevo sistema de financiaci­ón autonómica, reclama- do por todas las comunidade­s autónomas, ya que todas aseguran que el actual método las perjudica. El Gobierno es consciente de que encontrar una fórmula que satisfaga a todas es imposible, pero el problema es que la mayoría de las comunidade­s autónomas las gobierna el Partido Popular, y la aprobación de la fórmula le puede crear un problema interno en el PP, en vísperas de las elecciones autonómica­s y locales.

Además, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no tiene ninguna intención de poner más dinero encima de la mesa para las Comunidade­s Autónomas. El proyecto del titular de Hacienda es que haya una distribuci­ón de impuestos entre Estado, autonomías y ayuntamien­tos, y las comunidade­s autónomas tengan que hacerse responsabl­es de subir o bajar impuestos si quieren recaudar más, o de reducir gastos si no quieren subir impuestos. El Gobierno confía en que la mejora económica sea la que permita a las autonomías recaudar más que ahora y poder hacer frente a sus necesidade­s económicas para financiar los servicios que prestan. Por eso ha retrasado un año la implantaci­ón del nuevo sistema.

EL GRAN COMPROMISO El Gobierno tiene pendiente la reforma del sistema fiscal

Primer trimestre de 2014. Es el plazo que se ha puesto el Gobierno para presentar el informe que servirá de base para hacer una reforma integral del sistema fiscal. Una reforma que debería suponer el fin de la subida de impuestos a la que el Gobierno tuvo que recurrir nada más llegar al Gobierno, a pesar de que había prometido bajarlos. La subida se presentó como temporal, por dos años, pero cumplidos esos años, la rebaja se ha pospuesto, y eso que el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, ha utilizado esa subida de impuestos y el retraso en bajarlo para hacer una enmienda a la totalidad a la política que lleva a cabo Mariano Rajoy, además de lo que considera debilidad en la forma de abordar el problema catalán, y falta de empuje para plantar cara a la banda terrorista ETA.

El Gobierno está dispuesto a bajar ahora esos impuestos y hacerlo coincidir con las elecciones europeas, aunque segurament­e los ciudadanos no noten esa bajada hasta el año siguiente, en 2015, justo cuando las comunidade­s autónomas tengan que afrontar un nuevo proceso electoral, que es básico para que el PP no pierda poder territoria­l y mantenga opciones para las generales.

MÁS REFORMAS Una vuelta de tuerca a la reforma laboral y otras cosas

Aunque lo más duro ha pasado, según le gusta repetir al presidente del Gobierno, y lo que quede de legislatur­a sólo podrá ser mejor, como desea Mariano Rajoy, el Ejecutivo ya prepara algunas reformas pendientes o que Europa le exige para poder cumplir el déficit que tiene fijado. Y entre esas reformas, la que más le exigen los responsabl­es europeos es una segunda vuelta de la reforma laboral que ya puso en marcha Rajoy apenas tres meses después de llegar al Gobierno, en diciembre de 2011. Una flexibiliz­ación del mercado de trabajo que se le exige desde fuera y que supondrá otra oposición interna, después de la que tuvo que soportar el Gobierno con la primera, cuando rebajó el importe de las indemnizac­iones por despido a 20 días por año trabajado. Sólo el hecho de que este año el Gobierno confíe en terminar el ejercicio con una creación neta de empleo, en contra de lo que estaba previsto, puede hacer que el Ejecutivo pueda defender las bondades de la reforma que impuso por decreto.

Pero no será sólo la reforma laboral. La ley de desindexac­ión de la economía, que el Gobierno acaba de empezar a analizar, o la puesta en marcha de la reforma de las pensiones, recién aprobada; la reforma de las administra­ciones públicas, que camina poco a poco; la reforma de la educación, cuya aplicación no tiene el apoyo de la comunidad educativa ni de muchas comunidade­s autónomas, que son las que tienen la competenci­a. Sin olvidarse de la reforma energética que apenas aprobada saltó por los aires, por la pretendida subida de la luz en la subasta del jueves pasado.

Y QUEDA EL PARTIDO Rajoy debe tomar decisiones importante­s sobre candidatos

No todo es el Gobierno. Rajoy también tiene pendientes decisiones importante­s en el PP, para llegar a sus elecciones, a finales de 2015. No sólo se trata del candidato a las elecciones europeas. Queda por decidir quienes serán candidatos en plazas muy importante­s para el PP, como Valencia, donde Alberto Fabra quiere repetir, pero se encuentra con cierta oposición del partido; Madrid, donde la alcaldesa, Ana Botella, y el presidente de la Comunidad, Ignacio González, han heredado el cargo, y otras comunidade­s cuyos presidente­s no quieren repetir, como los de Murcia, Castilla y León y Rioja, entre otros.

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